Cuando Inma Lozano nació en 1990 el maestro de maestros Ángel Juan Quesada llevaba dos años muertos. Ni le conoció ni le impartió clases, como hizo con Rafael Frühbeck, Carmelo Bernaola, Alejandro Yagüe, Miguel Ángel Palacios o Javier Zárate. Pero sus enseñanzas -o más bien su legado- hacen de ella una de sus alumnas aventajadas. Le unen, entre otras cosas, haber estudiado en el Conservatorio que Quesada se esforzó en crear (a partir de la Escuela Municipal de Música), donde estudió piano y saxofón. Y precisamente un trabajo de fin de grado fue lo que le incitó a investigar sobre la figura de quien fuera director del Orfeón Burgalés, quedando después en un artículo de investigación.
«Lo primero que destacaría es que estaba muy interesado y se esforzó mucho para que Burgos tuviera una cultura musical», señala al mencionar que heredó de su padre la Academia Quesada, por la que pasaron la mayoría de los músicos burgaleses. «Y en segundo lugar su lucha para tener una escuela de música en condiciones y que más tarde se convirtiera en conservatorio».
Tras entrevistarse con personas que le conocieron como Javier Zárate y bucear en los archivos de Castilfalé, San Agustín y San Juan, Inma Lozano ha descubierto que en 1932 hubo una reunión entre el Ayuntamiento, Antonio José -que en ese momento dirigía el Orfeón- y Quesada para crear una escuela de música vinculada a la coral y de la que el hijo de José Nicolás Quesada sería profesor de piano, además de subdirector de la coral. «He hallado cartas en las que declara que en esa época hubo roces con el Orfeón, quizá porque había dirigido la coral Cancionero Burgalés, que era una especie de rival, pero no queda claro lo que pasó. Quizá, de no haber estallado la Guerra Civil y no haber esos roces, Antonio José hubiera dirigido ese centro...», explica reconociendo que solo podemos hablar de una suposición.
La Escuela Municipal de Música finalmente se creó en 1950 con Quesada como director y con la sede del Orfeón de la calle San Lorenzo como primera ubicación. Al año pasaría a llamarse Conservatorio Municipal Antonio de Cabezón y seguiría al frente hasta 1978. Él fue «desde muy tempranamente, impulsor, fundador, profesor y director», matiza.
En cuanto al Orfeón, sus problemas con la coral no duraron eternamente y en 1949 se puso al frente para ocupar el cargo hasta 1964. Además fue compositor de obras como Meditación, pieza instrumentada por Pedro María de la Iglesia; Obsesión, ansiedad..., estrenada en 1985; El caballero de Olmeda; El vals de medianoche, o Canción de trilla. Trabajó con Calleja como maestro concertador en el Teatro de la Zarzuela y fue nombrado Caballero de la Orden Francesa de las Artes y las Letras por su vinculación con los Cursos de Verano para Extranjeros, entre otros reconocimientos.