Una plaga de topillos se ha cebado este año con el campo burgalés y una de las consecuencias que ha generado, además de los importantes daños en cultivos, es la presencia de la tularemia. La enfermedad no cesa en la provincia de Burgos y cada semana se está confirmando un nuevo contagio, según el último informe sobre la situación epidemiológica publicado por la Junta de Castilla y León.
Entre septiembre y lo que va de octubre se han identificado un total de ocho personas afectadas, lo que significa que el ritmo de la transmisión ha crecido si se tiene en cuenta que en el resto del año se habían confirmado un total de seis casos.
Según se indica desde Sanidad, entre los factores de exposición destacan la relación de los casos con actividades realizadas en el campo, tales como tareas de agricultura -que incluyen la siega y empacado de paja-, las labores de jardinería, la limpieza de cunetas y el contacto con roedores y cangrejos de río. La causa más frecuente se encuentra en la exposición ambiental (70,77%), seguida por el contacto con roedores (45,38%) y otros animales (40,77%), aunque en algunas ocasiones puede deberse a varias razones a la vez.
Desde la última semana de marzo -cuando se identificó el primer caso en la Comunidad- hasta la actualidad se han confirmado un total de 130 contagios en Castilla y León. Eso sí, la inmensa mayoría se han concentrado en Palencia, donde ya suman 98 casos y coincide que se ha convertido en una de las provincias más afectadas por los topillos en estos últimos meses. En Burgos ha habido más casos en las últimas semanas y eso hace que ya se sitúe por delante de León (10). Por el contrario, la enfermedad apenas ha tenido presencia en Valladolid (3), Zamora (2), Ávila (1), Salamanca (1) y Soria (1). En Segovia no ha habido ningún caso.
La mayoría de los afectados son hombres (82%) y se encuentran entre los 45 y los 64 años. Esto coincide directamente con el perfil de los profesionales que se dedican al campo y por ello desde las organizaciones agrarias han levantado la voz en diversas ocasiones durante los últimos meses para que se tomen medidas contundentes. «Ahora hay en todas las comarcas, se ven agujeros en todos los sitios», comenta Juan Antonio Arlanzón, de la UCCL. Odra-Pisuerga, Bureba y Arlanza fueron al principio las zonas más afectadas de la provincia, pero ahora ya han pedido por escrito soluciones también para Arlanzón y Ribera. Otra de las cuestiones esenciales que se ha mencionado en varias ocasiones desde sindicatos como Asaja se centra en la quema de rastrojos y en la limpieza de las orillas de los caminos.
Entre las recomendaciones que menciona la Junta para los ciudadanos se encuentran evitar el contacto con animales muertos o enfermos, no beber agua que no esté controlada sanitariamente, usar ropas protectoras y productos repelentes de garrapatas a la hora de trabajar en el campo, consumir «perfectamente cocinada» la carne de los animales silvestres y en caso de aparición de síntomas sospechosos de la enfermedad -fiebre, malestar, hinchazón de ganglios, úlceras cutáneas- ponerse en contacto con el médico.