Desde 1865 -así lo indica una placa a su puerta- lleva la fábrica de papel de la Ventilla lleva funcionando. Mucho más conocida entre los burgaleses como Papeleras del Arlanzón, esta mítica compañía atravesó entre 2012 y 2018 un concurso de acreedores que a punto estuvo de llevarle a la quiebra.
Tras su adquisición en 2020 por dos empresarios burgaleses y su posterior venta al gigante CL Grupo Industrial, la salud de la firma es ahora radicalmente opuesta. La firma extremeña, presente en sectores como el acero, la cosmética, la industria química o el packaging (embalaje), está invirtiendo actualmente 3,2 millones de euros en la planta burgalesa.
El objetivo de esta inyección económica es, por un lado, aumentar la capacidad de producción de papel y, por otro, mejorar su eficiencia. Empezando por el primero, de las 120 toneladas de pasta de papel que salen a diario de sus instalaciones se quiere pasar a 140. El destino final de las bobinas que generan es muy variado: confección de planchas de cartón ondulado, papel para bolsas y papel para mandriles (tubos de papel higiénico). El destino final de estos productos son principalmente nacionales.
Con el cien por cien de su materia prima procedente de restos de cartones (en diferentes calidades, eso sí), CL Grupo Industrial también está apostando por una mejora de la sostenibilidad de sus procesos.
De este modo, dentro de los 3,2 millones, alrededor de 2,5 se destinan a mejorar la producción: mayor eficiencia en la gestión del agua, reducción de costes y mejora del procedimiento de preparación de la pasta del papel para aumentar la calidad del producto final. Cerca de un millón ha ido a parar a una máquina especializada en la mejora del rendimiento a la hora de secar el papel, avalando una reducción del consumo energético.
La plantilla, formada por 47 personas, de momento no crecerá, aunque con estas inversiones que se ejecutarán hasta mediados de 2025 tampoco menguará. «El buen funcionamiento de la fábrica de Matías Gomá Tomás (MGT) es ejemplo suficiente para seguir por la misma línea en Papeleras del Arlanzón», explica Enric Fuster, director general de la planta burgalesa, en relación al funcionamiento de su compañía de Tarragona.
Medio ambiente. La firma de la Ventilla también verá cómo gracias a un aporte de 700.000 euros se transforma el sistema de aguas, cerrando el circuito y optimizando el consumo de captación. La fábrica funciona durante 355 días al año las 24 horas y tan solo detiene su producción en momentos puntuales para llevar a cabo las correspondientes labores de mantenimiento.