El Real Madrid se impuso (89-91) al Barça este domingo en la jornada 26 de la Liga Endesa celebrada en el Palau Blaugrana, otro golpe de los de Chus Mateo a un Clásico que lleva un año de blanco, para afianzar el liderato e impedir el subidón del eterno rival.
El conjunto madrileño encadenó su octavo Clásico consecutivo, justo un año después del último duelo entre ambos que se llevó el Barça. Los de Joan Peñarroya volvieron a competir y lo cierto es que la victoria pudo quedarse en la Ciudad Condal de no ser por un triple milagroso de Sergio Llull y otro muy lejano de Dzanan Musa.
Con 83-88 y 35 segundos para el final, el cuadro culé buscó la épica forzando los tiros libres y aún tuvo su opción cuando Gaby Deck falló sus lanzamientos, pero el rebote fue a parar a Edy Tavares. El pívot de Cabo Verde fue el más valorado del encuentro (25), con 15 puntos y 10 rebotes, y destacaron también Llull (19 puntos), Musa (15) y un Andrés Feliz líder en el último cuarto.
El Madrid impuso su mayor fondo de armario en un partido largo, con alternativas y mucho desgaste mientras la Euroliga consume a ambos equipos. Los de Mateo, que afianzaron su posición en cabeza de la Liga Endesa con 14 victorias seguidas y el 'playoff' ya matemático, complicaron el 'Top 4' a un Barça que se encomendó a Darío Brizuela (15 puntos) y Joel Parra (15).
En el apretado desenlace, después del intercambio en el marcador, fue la dupla nacional, junto a la defensa de Álex Abrines, la que estuvo cerca de cortar la sangría azulgrana en el Clásico. Lo que pasó antes quedó lejano, aunque el inicio de Kevin Punter, con once puntos en el primer cuarto, fue prometedor. El Barça, mermado por las bajas, tuvo que exprimirle y también a Jabari Parker.
Los de Peñarroya tomaron la delantera en el segundo parcial, pero un Madrid bien repartido en su protagonismo dio la vuelta al marcador antes del descanso (39-42). Le tocó sufrir al conjunto catalán, con Tavares, Facu Campazzo y Serge Ibaka alimentando la renta visitante tras el descanso, pero el Barça se mantuvo en pie con un Tomas Satoransky acostumbrado a salir al rescate.
Para la traca final, con el Palau encendido y el parqué también en las técnicas a Youssoupha Fall, el equipo azulgrana tomó el mando a cinco minutos del final, aunque Feliz se empeñó en la respuesta madridista. Entonces, los triples locales que escupió el aro rival encontraron un imán al otro lado. El de Llull, que entró después de un altísimo bote, y después la sentencia de Musa, permitieron al Real Madrid cumplir un año de Clásicos.