La apuesta de Pascual por la reducción de emisiones hasta eliminarlas en 2026 se viene implementando con pequeñas acciones desde 2015, llegando este año a reducir un 17,5% el consumo de vapor y un 19,2% el de energía eléctrica en su fábrica de Aranda. Poco a poco, se sumará a eso la producción limpia de energía con la instalación de paneles fotovoltaicos en distintas cubiertas de sus instalaciones, para producir en torno al 6% del consumo eléctrico actual del complejo industrial. El salto de calidad se producirá cuando se sume a estas iniciativas la más destacada, que es la construcción de una planta de biogás dentro de sus instalaciones arandinas para aprovechar los residuos orgánicos para producir energía que se consumirá directamente en este complejo fabril.
Dentro de esta estrategia de descarbonización de la empresa, la apuesta por la economía circular es la que ha dado pie a este proyecto, que servirá para reaprovechar lo que hasta ahora eran desechos. «A través de las aguas residuales de la depuradora vamos a conseguir biometano para dar cobertura a toda nuestra planta», resume el proyecto Manuel Lantero, director industrial de Pascual, que insiste en la importancia de esta estrategia para la compañía.
El objetivo final es marcar el camino para otras empresas en lo que a mínima intervención en el medio ambiente se refiere. «Queremos ser en 2026 la primera empresa láctea con neutralidad en emisiones de carbono», remarca Lantero. Para ello, se va a llevar a cabo una revalorización de los residuos orgánicos que se generan en la depuración de las aguas, para lo que se va a convertir la depuradora en una biofactoría para la recuperación y uso de CO2 de origen biológico.
Esta innovación se va a desarrollar en el complejo de Pascual en Aranda, que cuenta con una extensión de 200.000 metros cuadrados, integrando las dos plantas de tratamiento de aguas residuales en una única más eficiente, que aprovechará al máximo ese material orgánico para producir biometano, que se podrá volcar a la red, además de lograr un compuesto que se conoce como bio CO2, que facilitará la reducción del consumo de productos químicos de origen fósil.
Este proyecto en el complejo fabril de Aranda servirá de experiencia piloto en la compañía y se replicará en las instalaciones de la planta barcelonesa de Gurb. En colaboración con Edison Next, se van a completar inversiones por valor de 20 millones de euros para conseguir recortar las emisiones de gases de efecto invernadero hasta dejarlas lo más cerca posible a las emisiones nulas, en un nuevo salto de calidad en su apuesta por el medio ambiente.