La Junta no indulta el monumento a Sagardía

R. PÉREZ BARREDO / Bricia
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La Consejería de Cultura recula y no incoará expediente para declarar BIC esta construcción, como sí hizo con la Pirámide de los Italianos

Construida con mármol y hormigón, tiene forma de Águila. - Foto: Patricia

La Pirámide de los Italianos es una cosa, pero el monumento a la columna de Sagardía, esa construcción en forma de águila que se halla al pie de la carretera de Santander, cerca de Cilleruelo de Bricia, y que desde 1940 homenajea a la 62ª División que combatió en el Frente del Norte por parte del bando sublevado, es otra. Esto es lo que ha considerado la Junta de Castilla y León, que ha desestimado incoar expediente para declararlo Bien de Interés Cultural (BIC), como sí hizo con el mausoleo que se erigió para honrar a los italianos que perecieron durante la Guerra Civil en esta zona del norte de la provincia y que ya goza desde hace meses de una protección que impide que sea derribado, en aplicación de la Ley de Memoria Democrática.

Edificada con mármol y hormigón, esta construcción, que se halla vandalizada y olvidada desde hace décadas, acogió durante mucho tiempo multitudinarios actos de exaltación en recuerdo de los combatientes de la citada columna y del hombre que la dirigió, el general Antonio Sagardía, a quien también se conoce como el 'Carnicero de Pallars' en referencia a las matanzas que, bajo su mando, se llevaron a cabo en la comarca leridana de Pallars Sobirá, durante la campaña de Cataluña. La decisión de la Consejería de Cultura ha cambiado radicalmente: hace más de un año se aseguraba que ofrecía todas las condiciones para que fuese protegida, como sucedió con la Pirámide de los Italianos, y ahora no lo considera así: entiende que no hay aval científico que sostenga esa importancia patrimonial, motivo por el que ha decidido rechazar el expediente.

Los colectivos vinculados a la reivindicación de la memoria histórica, que en su día se opusieron a la supervivencia de la pirámide que se levanta en el puerto del Escudo, en el límite entre Burgos y Cantabria, celebran este paso atrás en las intenciones de la administración regional respecto de este otro hito, y lo explican por el hecho de que Vox, que defendía a capa y espada la supervivencia de estos monumentos, ya no forma parte del Gobierno de la Junta de Castilla y León. El monumento a la columna de Sagardía se erigió en el año 1940 y fue cedido a la Diputación de Burgos con el compromiso de su mantenimiento y conservación. Durante años, fue escenario de concentraciones masivas de combatientes y afines; actos de exaltación falangista como el celebrado en el año 1962, cuando en torno a este monolito se reunieron cerca de tres mil personas y donde hubo misa de campaña, ofrendas, discursos, canto de himnos varios (entre ellos el 'Cara al sol') y comida de hermandad. Además, se celebró en el año del fallecimiento de Sagardía, con lo que el acto tuvo un componente aún más exaltado y marcial.

Abandono y olvido. Al igual que sucede con la Pirámide de los Italianos, el monumento a la columna Sagardía no sólo no está señalizado, sino que es pasto del más absoluto abandono y olvido. Diseñada por los arquitectos Eduardo Olasagasti y José Antonio Olano, es hoy un vestigio que languidece oculto entre los árboles al pie de la carretera de Santander, sin que exista aparcamiento alguno en el que poder estacionar el vehículo para acercarse a visitarlo. Se accede desde la misma carretera y entre dos columnas cilíndricas que anticipan una pequeña escalinata, hecha trizas, que lleva directamente al monumento; a su pie hay una losa donde está grabada una cruz y una corona y donde fueron inhumados algunos de los muertos en combate. Construcción de corte fascista, tiene forma de águila que estuviera en trance de alzar el vuelo, y cuenta con diferentes inscripciones: en su ala derecha hay grabada una ingente colección de 'Presente, presente, presente...'; en el ala izquierda están recogidos los nombres de todos los batallones que integraron la división que combatió en esta zona de la provincia. 

En el frontal domina, cada vez más borroso, el escudo franquista, con la leyenda 'Una, grande, libre'.Y está grabado el nombre del general Antonio Sagardía con la fecha de su muerte: 16 de enero de 1962. Sin embargo, no llaman tanto las inscripciones, cada vez más veladas por el paso del tiempo y la ausencia de mantenimiento, como las pintadas de grafiti que la embadurnan y entre las que hay de todo: desde lemas nacionalcatólicos y fascistas (acordes, en cualquier caso, con el sentido del monumento) a otros que reclaman la liberación de los presos de ETA, la independencia del País Vasco y da vivas o 'goras' a la banda terrorista, así como pintadas y dibujos que podrían considerarse groseros, caso de unos atributos sexuales masculinos y ciertas palabrotas malsonantes. Así las cosas, el águila de Sagardía, de acuerdo a la Ley de Memoria Democrática, tendrá que ser destruido.