Ahora mismo no se puede morir nadie en ese pueblo». Con esa frase, un alto cargo del Obispado de Santander, del que dependen las parroquias del Valle de Mena, lamenta la difícil situación que atraviesa Menamayor desde que en abril de 2022 apareciera un candado en la portilla que daba entrada al camino de acceso al cementerio y la parte superior de la misma, con alambre de espino enrollado además de un cartel prohibiendo el paso. Varios meses después, a esos obstáculos se le sumó un bloque de hormigón que permanece en el mismo lugar. Desde entonces la indignación y el malestar crecen en la localidad porque el camposanto continúa cerrado a cal y canto.
El Juzgado de Villarcayo Número 2 dictaminó en junio la existencia por prescripción inmemorial de una servidumbre de paso por la finca de D.T., el propietario que sin previo aviso decidió impedir a los vecinos que atravesaran la parcela que acababa de heredar y que desde 1879 habían usado para llegar al camposanto. El propietario apeló la sentencia ante la Audiencia Provincial y hace pocos días, este tribunal estimó uno de sus argumentos y zanjó que «no se ha adquirido la servidumbre de paso por prescripción inmemorial», puesto que «resulta imposible estimar la existencia de una posesión inmemorial», a lo que añadió que «no estamos ante una servidumbre de la que no puedan los hombres acordase de cuándo comenzó», sino que tiene fecha, el año 1879.
La sentencia es firme y contra ella no cabe recurso alguno, pero propone que se habilite la servidumbre de paso por otra finca, que también se atravesaba en parte para llegar al cementerio tras pasar por la del propietario que se ha enrocado en cerrar la suya. El alcalde pedáneo de Menamayor, Miguel Ángel Tapia, afirma que «los vecinos estamos hartos y aburridos» y «queremos pasar página y tener un acceso por el que entrar al cementerio sin problemas». Por ello, urge al Obispado de Santander a agilizar la solución y que el cementerio vuelva a estar abierto y sin candado como permanece desde 2022.
Tapia, muy crítico con esta institución, lamenta los meses que «se perdieron» hasta interponer la demanda judicial. En ese tiempo recuerda que el Obispado trató de negociar un paso por la finca que ahora dice la Audiencia que ha de utilizarse, pero no hubo solución, porque la herencia de ese terreno no estaba escriturada. Ante el retraso que la resolución de la herencia iba a conllevar, se optó por los tribunales. En este intervalo de tiempo, la herencia del terreno por donde la Audiencia sitúa ahora la servidumbre de paso se ha subdividido aún más y habrá que volver a tratar de resolver su reparto.
Pidiendo favores. El mismo alcalde pedáneo tuvo que sufrir en primera persona la difícil situación que conlleva este conflicto para quienes pierden a un ser querido, porque el pasado agosto falleció su madre. No le quedó más remedio que acudir a las herederas de la segunda finca de paso habitual y pedirles permiso para entrar a su terreno con el fin de trasladar el féretro dando un rodeo. «Es muy triste que los vecinos nos tengamos que buscar la vida y estar pidiendo favores a terceras personas», explica Tapia. Otra familia pasó por el mismo trance en 2023, pero nadie ha podido ir a reponer las flores ni a limpiar las lápidas de sus seres queridos en la tradicional festividad de Los Santos de los últimos tres años.
El antiguo acceso, por el que ya no se podrá pasar iba «a piso llano con un pequeño tramo final descendente», describe el alcalde de Menamayor. Con la solución otorgada por la Audiencia Provincial, el Obispado habrá de habilitar nuevo camino a través de otro prado «que tiene una pendiente pronunciada, lo que obliga a dotarlo con un pavimento que permita llevar hasta allí a los coches fúnebres». Desde el Obispado afirman que «haremos la obra lo antes posible». Pero a los afectados se les agota la paciencia.