El domingo 7 de diciembre de 2003 El Plantío vivió uno de los derbis más intensos y bonitos que han vivido Burgos CF y CD Mirandés en su historia. Ambos equipos disfrutaban de una temporada magnífica. Situados en zona de play off, estaban llamados a luchar por el ascenso a Segunda División. Al final solo lo consiguió el conjunto rojillo, aunque se quedó a las puertas; mientras que el Burgos, marcado por el accidente de su entrenador, Carlos Terrazas, acabó en la quinta plaza.

Hacía 40 años que ambos no se enfrentaban en Liga; y en Miranda, el ascenso desde Tercera División encendió la pasión rojilla. La marcha deportiva de los dos hizo el resto. En Miranda se bautizó como 'la marea rojilla' hacia la capital. Los clubes, con relaciones muy cordiales, hicieron todo lo posible para que fuese una fiesta, y lo lograron. Cientos y cientos de seguidores del Mirandés quisieron estar en Burgos. Tenía por entonces 2.800 socios y la mayoría, unos 2.500, se desplazaron hasta la capital. Muchos de ellos lo hicieron en los dos trenes especiales que se montaron para este evento y la capital se tiñó de rojo durante las horas previas al encuentro, con actos junto a la afición blanquinegra. Al final fueron unos 8.000 aficionados en el Municipal, con una recaudación para entonces récord, de 80.080 euros. Los rojillos llenaron la Lateral y los blanquinegros prácticamente el resto del campo.

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