Curiosidad, cualidad que nos unifica a todos los humanos. Al igual que curiosos, todos tenemos necesidades no solo fisiológicas, también del alma. Aquí radica la esencia de Cincuenta sombras de Grey: satisfacer las necesidades que el lector encuentra en estas letras, sentir esa sensualidad que transmiten las acciones de esta pareja, imaginar una caricia, oler una fragancia que incluso son cercanas en nuestro día a día y no apreciamos, respirar a ese ser que deseas y meter ese aire muy dentro de ti... Son experiencias que el señor Grey nos ha despertado del más profundo y olvidado sueño.

Y es que pese a la situación que vivimos, soñar sigue siendo gratis y dejar volar la imaginación también. No solo la descripción de escenas de sexo y pasión atraen -eso podemos tenerlo a nuestro alcance-, es algo más. ¿Cuántas veces pides ese algo más a tu pareja?, ¿de qué forma lo pides?, ¿cómo lo comunicas?

Soñar con un príncipe azul vestido con camisa inmaculada de lino y corbata gris, que te pone un Audi A3 en la puerta de casa y te pide sumisión no es algo que ocurra cada día. Y lo mejor de este cuento de hadas del siglo XXI es que la princesa se casa, son felices y comen perdices. Los príncipes han cambiado, ahora están forrados y son expertos en artes amatorias.

Tras haber sido esclava lectora de Grey durante una semana y haberme bebido esta trilogía, saco varias conclusiones. Como en nuestra rutina diaria, de todo terminas cansándote, las explícitas descripciones de sexo al final aburren, el vocabulario es muy repetitivo y carece de adjetivos y de una descriptiva más variada. Aun así, los libros captaron mi atención desde la primera palabra, aunque se hace monótona la narrativa y la diosa que llevas dentro se termina durmiendo.

Pequeño tabú. Pese a todo, engancha, ¿y cuál es su secreto? La novedad. Pese a que, a estas alturas, la libertad sexual es ya una realidad, para algunas personas sigue siendo un poco tabú. Por mi trabajo hablo y comento la actualidad con perfiles muy distintos de personas, y he oído de todo, desde la señora que lo tacha de exhibicionista, lujurioso y pecador, hasta quien lo usa como terapia de pareja.

Es el encanto de esta historia, al final todos la leen, necesitamos otros temas, estamos cansados de malas noticias, crisis, desahucios, paro, malos tratos, accidentes, catástrofes... ¡Qué alternativa mejor que la perfecta combinación de sexo, sensualidad y riqueza! El momento justo, el tema perfecto. Como ovejitas, todas hemos ido llegando a él, y yo seguiría, tal y como en mi adolescencia fui fiel a Esther y su mundo, a 50 sombras, 100, 200 o las que fuesen necesarias.

Nos queda la película, al menos es un consuelo, y el trailer promete. Los actores no podían haber sido más acertados.

Si tuviera que destacar un fragmento de estos tres libros sin lugar a dudas me quedaría con éste: «No creo en la suerte ni en la casualidad, señorita Steele: Cuanto más trabajo, más suerte tengo. Realmente, se trata de tener en tu equipo a las personas adecuadas y saber dirigirlo». A todos nos hace pensar en algo personal.

Y cómo agua de mayo esperaba la cuarta entrega, o eso pensaba. ¿Con qué nos deleitarán ahora estos dos? Y caí en las redes de Grey de nuevo con El kamasutra de Grey.

Qué decir sin herir sensibilidades: fácil de leer, letra a mi forma de ver demasiado grande, mucha ilustración como si de un cuento de niños se tratase para hacerte la idea de cómo se hace tal o cual posturita, un post it en cada dibujo recordándote qué ponerte, qué comprar o qué hacer para que ese dibujo se haga lo más real posible... Pero nada nuevo.

El sexo atrae, más de lo que queremos o pensamos. Pero todo está en nosotros, en nuestras necesidades, carencias y deseos. El hacerlo más intenso, más pasional y más ardiente es tarea nuestra.

Podemos buscar ayuda en un manual para principiantes en busca de un placer sin límite, para abarcar más formas de búsqueda de esa fogosidad que a veces nos falta, pero si no tenemos en nuestro interior las ganas, la capacidad o el valor suficiente como para hacer posible todo esto, por más ilustraciones explícitas, más pistas, más instructores al misterio de una relación ardiente y placentera, no podremos conseguir nada.

Analicémonos a nosotros mismos y hagamos nuestro propio kamasutra, nuestros propios relatos entre dos, contémonos el uno al otro qué queremos y cómo lo vamos a conseguir. Seguro que Grey estará en cada cama, en cada encuentro y en cada recuerdo de aquella vez que te estremeció esa diosa que llevas dentro con un orgasmo imborrable en tu memoria. Todo es posible. Y todo está en ti.