En sus dos últimas visitas a la provincia, la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, ha restado importancia a la carestía de agentes derivada del último concurso de movilidad en el que la Comandancia de Burgos arrojó un saldo negativo de 110 guardias civiles. «Desequilibrio» o «problema puntual» fueron los adjetivos que utilizó para describir una situación que los agentes que salen cada día a la calle califican como «crítica». Pero es que la medida que ha destacado como respuesta a esta escasez de recursos humanos, una convocatoria en la que salen 103 plazas, la anunció como una solución cuando no deja de ser otra moneda al aire. 

Barcones aseguró hace unos días que «se incorporarán 103 agentes a prestar servicio en la Comandancia de Burgos a principios del próximo año y con ello resolveremos este problema puntual». Pero esto no es realmente así. Asociaciones de guardias civiles como la AUGC o Jucil recuerdan que ese centenar de plazas no están, ni mucho menos, aseguradas. 

Las 103 vacantes se publicitarán dentro de una convocatoria anual con más de 1.200 en total de diferentes provincias de España que están en una situación parecida a Burgos. Es posible, de hecho, los propios colectivos sindicales lo dan casi por hecho, que no se cubran la totalidad de las anunciadas. Y no sólo eso, si no que cabría la posibilidad de que agentes de Burgos opten por otros destinos. Bien es cierto que desde la Comandancia esperan que esto segundo no ocurra, básicamente porque en este concurso nuestro territorio goza de más atractivo. 

En cualquier caso, en las asociaciones no ha sentado nada bien que se anuncien de manera «interesada» medidas que son matizables. Desde la AUGC denuncian que, mientras tanto, los guardias civiles están doblando turnos y cuadrando patrullas sin que siquiera sepan si van a poder librar los festivos que se avecinan.