Los cuatro participantes de la Final Four habrán jugado al final de la temporada alrededor de 40 partidos. Solo uno verá recompensado su esfuerzo con la consecución del billete a la ACB, pero todos ellos estarán mañana en el Madrid Arena por derecho propio. El Longevida San Pablo, el Grupo Ureta Tizona, el Movistar Estudiantes y el Força Lleida se han sobrepuesto a lesiones y salidas inesperadas, han disfrutado tanto como han sufrido y, cada uno a su manera, ha encontrado la fórmula para estar entre los cuatro elegidos. A partir de mañana, se lo jugarán todo en dos partidos a vida o muerte.
El camino del San Pablo para llegar hasta aquí no ha sido sencillo. En el primer tramo del curso, fue muy superior y tuvo todo bajo control con una racha que parecía no tener fin. Sin embargo, llegó un bajón con cuatro derrotas consecutivas ante rivales directos y empezaron las dudas. La lesión de Luke Fischer y la salida de Prince Ali tampoco ayudaron en ese momento delicado y perdió una ventaja que acabó siendo decisiva.
Con el fin de reforzar el proyecto, llegaron fichajes como Roko Rogic, Dusan Ristic y Edin Atic, pero no fue suficiente para arrebatar al Leyma Coruña la primera posición. Es más, la dirección deportiva apostó por destituir a Lolo Encinas tras perder en Valladolid y ofrecer un pobre imagen ante el Cáceres, dejando el banquillo en manos de Jota Cuspinera.
Con el entrenador vizcaíno al frente, el San Pablo todavía no perdido ningún partido y solventó el play off ante el Real Valladolid por un cómodo 3-0. No dio ninguna opción a los pucelanos.
El Lleida, su rival en semifinales, también resolvió su eliminatoria por un contundente 3-0 ante el HLAAlicante. Es más, no pierde un partido desde mediados de marzo. Llega a la Final Four con una dinámica de 12 victorias consecutivas y mucha confianza en su juego. Nada que ver con cómo comenzó la temporada. No hay que olvidar que los catalanes llegaron a estar en puestos de descenso después de haber ganado un solo partido en las primeras cuatro jornada. Su trayectoria desde entonces ha sido ascendente y gran parte de esa fortaleza la han cimentado como locales.
En la otra semifinal, el Tizona es la gran sorpresa por tratarse de un equipo recién ascendido. Pase lo que pase este fin de semana, su campaña es de matrícula de honor. Comenzó logrando victorias inesperadas ante adversarios de nivel y, sin hacer mucho ruido, se colocó en la zona alta de la clasificación. Todo el mundo esperaba que bajase el pistón en algún momento, pero no lo hizo. Ni siquiera cuando Didac Cuevas, su gran referente hasta el momento, se marchó al Zaragoza de ACB.
La llegada de Mario Saint-Supery alivió ese adiós hasta tal punto que el Tizona estuvo un tiempo peleando por subir de forma directa. Esa posibilidad se esfumó tras caer en A Coruña, pero logró el 'factor cancha' en el play off. Una vez ahí y con la baja de Joe Cremo por lesión de gravedad, se reforzó con Demetric Horton y eliminó al Gipuzkoa Basket en cinco partidos. Una hazaña que nunca había conseguido un recién ascendido.
Enfrente, tendrá a un Estudiantes que parecía el candidato número uno a la primera plaza cuando el San Pablo claudicó a finales de 2023. De hecho, ganó la Copa Princesa al Coruña. Sin embargo, las lesiones de Francis Alonso y Johnny Dee, así como el sorprendente 'corte' de Michael Carrera les acabaron haciendo daño y llegan al momento decisivo un tanto dubitativos. Tuvieron que recurrir al quinto compromiso del play off ante el Real Betis, aunque una vez en la Final Four y jugando de locales no dejan de ser unos serios candidatos al ascenso. Todo se resolverá a partir de mañana.