A excepción del botellón, los expedientes sancionadores que más se tramitan desde el área de Medio Ambiente y Sanidad del Ayuntamiento de Burgos tienen que ver con denuncias por orinar en la vía pública. Lo habitual es que cada año se resuelvan alrededor de medio centenar, aunque en algunas ocasiones, como en 2022 (tras la salida de la pandemia y con un año climatológicamente muy caluroso que propició el consumo de alcohol en la calle), se rozaron las 200 denuncias.
Las sanciones por orinar en la calle son mucho más severas que por beber en la calle ya que la Ordenanza Municipal de Limpieza está propiciando que se estén firmando resoluciones con multas de 150,25 euros, a los que hay que sumar otros 47,91 euros, que es lo que se calcula que cuesta «la reposición de la situación alterada a su estado originario». Es decir, la limpieza de una micción en la calle.
Los infractores pueden librarse de pagar la multa con la realización de una actividad sustitutoria relacionada con el servicio de limpieza o con la gestión de residuos. Eso sí, los 48 euros que cuesta limpiar el orín los tiene que abonar sí o sí.
La Ordenanza de Limpieza considera esta infracción de carácter leve. En este mismo apartado de la norma figuran tipificadas también con la misma gravedad las sanciones por la realización de grafitis. Eso sí, en este tipo de casos en la Concejalía de Sanidad las multas que se ven en las últimas resoluciones alcanzan los 400 euros. En el caso de que las pintadas se realizaran sobre un Bien de Interés Cultural (BIC), el castigo económico va de los 1.500 a los 3.000 euros salvo que se considere más grave aún y se advierta que constituye un delito o una falta penal.