«Franco es más influyente ahora que en los noventa»

I.L.H. / Burgos
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Sergio del Molino, que en 'Los alemanes' habla de la sombra del nazismo sobre la España del siglo XXI, cree que al dictador se le ha resucitado «de forma torticera» en los últimos 20 años

Sergio del Molino habla esta tarde en Burgos de 'Los alemanes', la novela que ha merecido el premio Alfaguara 2024. - Foto: Luis López Araico

Hace cinco años, la Fundación Círculo inició sus encuentros literarios con la presencia de Sergio del Molino, y ahora que celebra su primer lustro ha querido volver a contar con el escritor. Acude, además, con Los alemanes, una novela que ha merecido el Premio Alfaguara y que plantea una serie de reflexiones sobre el peso de la familia, los legados y traumas que se heredan, la responsabilidad de los hijos sobre los actos de sus padres, etc. 

La novela parte de un hecho histórico: los alemanes que en 1916 formaron una comunidad en Zaragoza después de llegar desde Camerún, una vez perdida la colonia africana. Y a partir de ahí  hace ficción sobre los últimos supervivientes de la familia Schuster se reencuentran un siglo después en un cementerio, enterrando a uno de sus miembros. «Lo que empezó siendo, al principio, el reclamo de una novela sobre la sombra del nazismo en España y las vidas del siglo XXI, ha acabado siendo percibido como una novela familiar y es muy bonito ver cómo los lectores hacen suyo ese mundo», subraya el escritor, que esta tarde hablará del libro en el salón de la Fundación Círculo en la plaza España (20 horas).

El autor de La España vacía utiliza el episodio histórico y la investigación previa para darle cuerpo a una familia de ficción que cuenta una historia del siglo XXI. «Me interesaba por lo que dice del presente, por lo que dice del desarraigo, de la desubicación, de un montón de cuestiones que son puramente contemporáneas y que hablan también de mí, de mi lugar en el mundo y de mis preocupaciones».

Que el abuelo de los protagonistas sea nazi le sirve al autor también para plantear una «anomalía histórica». «España permitió que muchos nazis destacados no solo se salieran de rositas, sino que llevaran una vida respetable e influyeran dentro de la política. Y tuvieron conexiones tanto con los neonazis alemanes como con corrientes de ultraderecha y con otro tipo de populismos que han ido surgiendo».

El hecho de que en Europa no se erradicara el nazismo y el fascismo «ha permitido que tuvieran una base donde crecer y que ahora estén amenazando seriamente la democracia de muchos países». No ocurrió lo mismo en España con Franco, al que Del Molino cree que se le consiguió enterrar y que estuviera desaparecido en las primeras décadas de la democracia. Hasta ahora. «Vivimos en esa paradoja de que el fantasma de Franco es más influyente ahora de lo que fue en el año 85 o en el año 90. Se le ha ido invocando, se ha usado de forma torticera y se le ha resucitado», advierte, señalando también el peligro que supone olvidarse del pasado demócrata del país: «En España creo que es especialmente evidente la ruptura generacional que ha habido al no asumir el legado del pasado y no considerarnos herederos de una tradición democrática. No conocer bien la historia y denostar a nuestros padres políticos ha debilitado mucho la defensa de la democracia», concluye.