La pasada semana se conocía que Inditex y Mercadona han adoptado o van a adoptar diferentes iniciativas para recortar la jornada laboral de sus plantillas y acercarse al objetivo del Gobierno, que plantea trabajar 37,5 horas en 2025 manteniendo el salario de las actuales 40 horas semanales, algo que actualmente negocian empresarios y sindicatos en medio de una agria polémica.
Hace un año, la tecnológica burgalesa Dayde se embarcó en un proyecto aún más ambicioso que el de los gigantes de la distribución y el Gobierno de España: implantó la jornada laboral de 32 horas (5,5 horas menos que lo que propone la ministra Yolanda Díaz) con una estrategia muy seductora y revolucionaria: cobrar como si operasen las 40 horas antes de que finalizase el año 2023. Es decir, partían de entrada de la reducción de los tiempos de trabajo con el objetivo y la aspiración de aumentar el salario hasta asimilarlo al de una jornada semanal estándar de cinco días, justo lo contrario de lo que se está negociando a nivel nacional: menos horas a igual precio.
La realidad hoy es que el objetivo de Dayde no se ha cumplido en su totalidad: solo 3 de los 8 trabajadores en plantilla han alcanzado los ratios de productividad y rentabilidad previamente pactados para poder cobrar el mismo salario de 40 horas trabajando 32. El resto también trabaja las 32, pero, por diferentes circunstancias, aún tiene que alcanzar metas para percibir más ingresos.
Hay muchas lecciones que aprender de esta experiencia. Trabajando 4 días a la semana desde hace más de un año, Dayde (Datos y Decisiones) sigue creciendo y ha logrado en este tiempo captar talento e incrementar su plantilla en dos personas, algo que ya esperaba con el atractivo de la jornada más reducida y la posibilidad del trabajo en remoto.
Todo este plan partía, además, del acuerdo previo y la total transparencia con los trabajadores de esta tecnológica con sede en el Edificio Nexo de la Fundación Caja de Burgos, que se dedica a realizar proyectos de analítica de datos para empresas.
Su fundador, Ignacio Granado, es uno de los que sí han logrado operar cuatro días y cobrar como cinco y mantiene el objetivo de que todos alcancen su mismo estatus a lo largo del presente año.
Es un planteamiento, subraya, no tanto de tiempos (que también) sino de productividad, concepto que se testa perfectamente con el análisis de los datos de actividad y resultados que tan bien dominan.
"Si somos productivos subimos nuestros salarios, pero mantenemos siempre los cuatro días de trabajo, así de simple", explica Granado, que en su experiencia de trabajo con pequeñas, medianas y también grandes empresas siempre ha visto que "sufren" al reducir tiempos de trabajo (más, incluso, que al aumentar progresivamente su carga salarial).
Las 32 horas se han comportado, además, como un excelente reclamo para captar talento y, lo que es más importante para Granado, para retenerlo en un sector, el tecnológico, en el que hay una competencia feroz por tener a los mejores, máxime si se han formado en la propia empresa. "Con lo que invertimos en formación de la gente, si luego se nos va, el daño que nos hace es extremo... De momento, no se nos ha ido nadie".
Internacionalización. Dayde ha mantenido las 32 horas en un entorno lleno de desafíos. Aunque la carga de trabajo sigue en aumento, indica el fundador, no han cuajado proyectos muy ambiciosos como el dar el salto a Argentina, por los problemas económicos en aquel país. Ahora esperan llegar a Malta y Alemania, los grandes desafíos de 2025.
"No conozco ninguna experiencia laboral como la nuestra en Burgos. Sé que alguna empresa en León ha aplicado las 34 horas, pero solo en algunos de sus departamentos".
Granado enmarca su experiencia dentro de su sector tecnológico, algo que siempre subraya. Considera que el proyecto del Gobierno de implantar las 37,5 horas sin tocar salarios dependerá mucho de los sectores y de sus formas de trabajar. Dicho esto, considera que no hay que hacer un "drama" de esta cuestión, máxime cuando en la vecina Francia aplican las 35 horas desde hace muchos años y donde incluso hay empresas con 32 horas. Es evidente que les va bien.
Mayores ajustes para el comercio y la hostelería. La implantación de la reducción de la jornada laboral a las 37,5 horas semanales sin merma salarial que pretende el Gobierno obligará a ajustar toda la negociación colectiva en Burgos, aunque con diferentes implicaciones según el sector o la empresa.
Para hacerse una idea, habría que restar 59 horas a la jornada media anual pactada en los convenios sectoriales de la provincia, en torno a una semana laboral. Los ámbitos laborales más afectados serán los de mayor intensidad de horarios, aquellos que facturan de acuerdo a la atención y venta directa al público, especialmente, comercio y hostelería, lo que supone miles de empresas y miles de trabajadores en Burgos.