Fue clausurado hace algo más de un año por su mal estado. Los adjetivos que mejor encajarían para describir la situación en que se encuentran hoy las gradas y el entorno del campo de fútbol del Parque Lineal del Vena son deplorable, lamentable, vergonzoso y peligroso. Este último cobra especial relevancia, y los viandantes que a diario disfrutan de este paseo no dudan de que, de continuar así, el día menos pensado habrá una desgracia. No en vano, de un tiempo a esta parte se encuentran abiertas de par en par las puertas que dan acceso al interior de ese complejo de hormigón que son las gradas que se asoman al campo de fútbol, por un lado, y al templete (otra instalación abandonada a su suerte), por otro. Cualquiera puede acceder a un interior en el que abundan los escombros. Todos los que usted, avezado lector, podrá imaginar; y que delatan una presencia constante en su interior, con el riesgo que ello conlleva.
Botellas, cristales rotos, restos de comida, botes de spray, ladrillos y losetas rotas, tubos, bidones, maderos con puntas bien afiladas; el vientre ominoso de esta estructura destartalada y agujereada rezuma humedad, insalubridad y olor a orines, y los cascotes se precipitan hacia el suelo continuamente. Quizás, cuando fue clausurado, el servicio municipal encargado del asunto puso más celo en perimetrar con vallas, conos y precintos esta estructura, pero el tiempo y los actos vandálicos, que nunca faltan, han dado al traste con todo. Cualquiera puede pelotear en el campo de tierra porque nada impide el acceso, si bien el riesgo cierto está en la estructura del graderío. Varias de las grandes losetas de la parte superior están hundidas, dejando abiertos al aire unos agujeros abisales, unos boquetes de aquí te espero por los que cualquier incauto o despistado podría precipitarse.
Cuando este recinto se clausuró, todos los fines de semana se organizaban unos partidos estupendos; se afirmó, entonces, que al no reunir este espacio municipal ni las garantías de seguridad ni el decoro que exige una instalación destinada al disfrute de los ciudadanos, que son los que pagan con sus impuestos por cuestiones como éstas, se cerraba hasta que el Ayuntamiento realizara las mejoras oportunas. Pero nada se ha hecho hasta hoy: las únicas actuaciones han corrido a cargo de ese juez inclemente que es el tiempo, de su aliado el olvido y de los siempre obstinados vándalos, que aprovechan la mínima ocasión para estampar su firma. Sin embargo, al margen de vallas caídas y del bochornoso aspecto que presenta el lugar, no existe cartel alguno que prohíba jugar en el campo de fútbol -donde, eso es cierto, permanecen en su sitio las porterías-; de hecho, en el momento de la elaboración de este reportaje (fue el pasado martes), había chavales dando patadas a un balón; también quienes este reportaje firman vieron cómo algunos curiosos se asomaban al interior de las gradas (esas puertas abiertas constituyen toda una invitación para los curiosos); las imágenes que ilustran este reportaje tampoco necesitan más explicaciones en forma de palabras.
La vergüenza y el peligro golean en la cancha del parque lineal del Vena. - Foto: Luis López AraicoLos asiduos paseantes de ese maravilloso hallazgo que es el Parque Lineal del Vena se avergüenzan cada vez que pasan junto a esta zona, y observan con recelo su deterioro rampante. «Esto va de mal peor. Cada vez se ve más roto. Se caen ladrillos casi a diario», explicaba un viandante y atestiguaron los reporteros que, in situ, asistieron al desprendimiento de uno ellos. Y advierten de que el día menos pensado puede ocurrir una desgracia si no se cierran los accesos o si no se acomete, de una vez por todas, el arreglo de una infraestructura erigida en su día para disfrute y solaz de la ciudadanía.
El templete. El bellísimo templete al que se asoma una de las gradas que parecen recién bombardeadas tampoco se diría, en rigor, que exhiba la mejor imagen posible. Cuando Cristina Ayala perseguía llegar a la Alcaldía, anunció la construcción de un quiosco de música como éste para impulsar la cultura en Gamonal; las últimas noticias no pasan por que vaya a erigirse uno nuevo, sino a trasladar al populoso barrio este que se encuentra hecho unos zorros en el Parque Lineal del Vena, y en el que no podría celebrarse ningún concierto por miedo a que la cubierta se viniera abajo y aplastara a los músicos, por lo que, si se termina trasladando, va a necesitar una segura y concienzuda rehabilitación. En cualquier caso, los vecinos del entorno rechazan el citado traslado. Quieren el templete se quede.