Las primeras elucubraciones políticas, a finales del siglo XX, afirmaban que Burgos se uniría a la red de alta velocidad al mismo tiempo que Valladolid. Calculaban que sería allá por el año 2008. Muy pronto se vio que aquello era un imposible, así que no lo tomaremos muy en serio.
Para saber hasta dónde se remonta el retraso de la llegada de la alta velocidad a la capital burgalesa, que tocará a su fin el próximo viernes 21 de julio, podemos remontarnos como referencia más cierta al momento en el que la obra comenzó en todos los subtramos que componen el ramal procedente de Venta de Baños y que suman algo más de 80 kilómetros. Aquello fue en 2009, se celebró como un punto de no retorno, se daba por hecho que con las obras comenzadas no podían irse más allá de los cinco años y, con el Partido Popular ya en el Gobierno, asumiendo ya una ligera demora porque el túnel de Estépar empezaba a complicarse, la ministra Ana Pastor llegó a decir que la alta velocidad entraría en la estación Rosa Manzano en 2015. Pronto tuvo que arrepentirse y optar por no ofrecer nuevas fechas.
Desde entonces, a lo largo de los últimos siete años, el estreno del AVE burgalés se ha ido alargando por razones supuestamente técnicas pero nunca bien explicadas, hasta que ha resultado evidente que la línea estaba lista y que no se ponía en marcha por falta de interés comercial y por la conveniencia de usar el tramo como banco de pruebas de los trenes Avril. Ya está aquí, en cualquier caso, el día del estreno, pero por el camino ha habido diez ciudades españolas que han adelantado a Burgos en la carrera por la entrada en la modernidad del transporte ferroviario de pasajeros.
Las primeras en poder celebrarlo fueron Palencia y León, que en septiembre de 2015 se beneficiaron de la extensión de la línea de Valladolid. Palencia está más cerca, pero la distancia entre Burgos y la capital pucelana es inferior a la de León y, con una orografía muy similar, los vecinos del viejo reino llevan siete años de ventaja.
En 2018 le llegó el turno a Castellón de la Plana, una extensión de la línea valenciana, y en 2019 a Granada. El caso de la capital nazarí también se trata de un ramal proveniente de la línea Córdoba-Málaga que parte desde Antequera y que la penaliza con un notable 'efecto rodeo'. De ahí que sea la capital española que menos ahorra en tiempo de viaje a Madrid respecto a los desplazamientos en coche, una clasificación en la que Burgos se colocará en segundo lugar (por la cola), también lastrada por la falta de una línea directa.
El año pasado, en enero de 2021, la alta velocidad entró en las estaciones alicantinas de Elche y Orihuela, y a finales de año llegó una de las inauguraciones más importantes de su historia: por fin se conectaba el AVE con Galicia al incorporar a la red las ciudades de Orense, Santiago de Compostela y La Coruña, que hasta entonces disponían de vías rápidas pero sin continuidad por LAV hacia la meseta.
Burgos cortará la primera cinta del tren veloz español el día 21 de julio y los pasajeros podrán subir a bordo el 22. Será dos días después del estreno del tren de altas prestaciones en Extremadura, que todavía no cumple con los estándares de alta velocidad ni tendrá conexión con el resto de la red. Y será siete años después de lo previsto, pero todo llega.
CRONOLOGÍA
2009: Inicio de las obras en Burgos. Fecha prevista de estreno entre 2014 y 2015
2015: Llegada del AVE a Palencia, León y Zamora
2018: Castellón de la Plana
2019: Granada
2021: Elche y Orihuela. Orense, Santiago y La Coruña
2022: Burgos (21 de julio estreno, 22 entrada en servicio)