Ni presiones, ni mucho menos agresiones. Lo que ocurrió en la Comisaría Provincial cuando Julián David L.C. prestó declaración por el asesinato de Silvia Plaza el 29 de abril de 2018 fue una simple confesión. El acusado incluso llegó a mostrarse arrepentido. Así lo ha confirmado esta mañana uno de los agentes de Policía Nacional que participó en su detención durante la segunda sesión del juicio con jurado popular que se celebra desde ayer en la Audiencia Provincial de Burgos. Por la sala de vistas han pasado varios testigos, entre ellos la madre del inculpado, la cual ha señalado a otra persona como autora de los hechos.
El primero en declarar esta mañana ha sido precisamente el amigo de Julián David sobre el que su progenitora ha puesto el foco. Este hombre ha testificado que pasó toda la tarde junto al acusado en varios bares del barrio de San Pedro y San Felices. En ese tiempo, ha relatado, le pidió varias veces el móvil para ponerse en contacto con Silvia Plaza. Estuvieron consumiendo alcohol y cocaína hasta que, en un momento de la noche, discutieron y se separaron.
El resto de aquel 28 de abril lo pasó con otros dos testigos que han pasado por la sala de vistas en la jornada de hoy. Ambos han coincidido en que Julián David llegó en taxi muy "alterado" acusando a uno de ellos de tener una relación con Silvia. Estuvieron discutiendo durante un buen rato hasta que el procesado se puso en contacto con la víctima y se fueron todos a su encuentro.
Por el camino, han explicado los testigos, el acusado siguió acusando a uno de ellos de acostarse con la joven. Finalmente comenzó una pelea entre ellos y Julián David terminó reducido en el suelo a la altura del bar Las Candelas, en la calle San Antón. En ese momento apareció Silvia y el agresor se fue hacia ella y la propinó varios golpes que los otros dos testigos no pudieron ver. "Nos tapaban los coches. Pensamos que era una discusión de pareja y que no nos debíamos meter, así que nos fuimos", ha afirmado uno de ellos.
Quien sí vio la paliza fue un vecino desde su ventana, que también ha declarado esta mañana. "La dio un tortazo y cayó al suelo a plomo. Luego la pateó la cabeza varias veces como si fuera una pelota", ha indicado. En todo momento, ha insistido que el agresor llevaba una cazadora roja, prenda que llevó Julián David esa noche y que la Policía encontró en su casa en el momento de su detención.
De hecho, fue su propia madre la que le entregó a los agentes dicho abrigo. Sin embargo, esta mañana ha cambiado parte de su declaración y ha señalado a uno de los testigos como posible autor de los hechos. "Cuando la Policía nos dijo que la chica había muerto, él tiró las gafas al suelo y dijo que no pretendía hacerlo. Que él también la quería", ha asegurado para sorpresa de la Fiscal, quien ha pedido la deducción de su testimonio ante tal contradicción con el resto de declaraciones. La defensa, por su parte, ha pedido un careo que le ha sido denegado por la jueza.
Los últimos en declarar en la sesión de hoy han sido cuatro policías nacionales, dos de ellos fueron los que participaron en la detención del acusado. En todo momento, han aclarado, el arresto fue limpio. Ya en la Comisaría, confesó el crimen sin que hubiera ninguna agresión o presión, tal y como Julián David aseguró ayer. "Me duele, como agente, que se haga esa afirmación. De hecho, junto a él estuvo una letrada de oficio", ha recalcado.
(Más información mañana en la edición escrita de Diario de Burgos)