La complicidad entre ambos es evidente hasta en las bromas que hacen sobre lo que no aguantan del otro: José Abel González se queja de que ella tiende a arrinconarle en la banqueta del piano y Tatiana Stepanova Bautier reniega de los nervios y el estrés de él antes de un concierto. Si no existiera una sintonía como la que ellos comparten, un piano a cuatro manos sería un espectáculo, pero no serviría para disfrutar de la música.
González y Stepanova tocan juntos desde 2018, cuando los dos músicos decidieron compartir escenario porque había compenetración entre ellos. El pianista burgalés había dejado a un lado los recitales sin tampoco ninguna razón específica, pero a raíz de que la pianista de origen ruso le propuso los conciertos a cuatro manos ha reanudado su agenda. Y así es como desde hace cinco años -pandemia de por medio- esta pareja artística reparte sus conciertos entre Francia (su país de residencia) y España, al descubrir además el enorme y atractivo repertorio que hay y lo desconocido que es.
«Empezamos leyendo partituras a cuatro manos y luego vimos que los conciertos resultaban muy atractivos para el público y para nosotros, porque requiere analizar la música que vas a interpretar, encajarla entre los dos e incluso hacer arreglos. Tienes que pensar en la dirección de la interpretación, el uso del pedal, donde hacer empezar o terminar una frase, cómo hacer sobresalir un elemento, cómo nos contestamos... Y aparte de las obras originales para cuatro manos están los arreglos que se han hecho. Vimos que había una buena interacción y que musicalmente funcionaba, y aquí estamos», comenta González que, a diferencia de Stepanova, compagina estas actuaciones con recitales en solitario. «Yo prefiero este formato porque me da seguridad y la responsabilidad se comparte», explica ella.
Con esa sintonía que se deja ver en las fotografías que se hicieron ayer y por supuesto en los conciertos que ya han ofrecido en Burgos, en los próximos días habrá dos nuevas oportunidades:mañana en Monasterio de Rodilla dentro del ciclo Música Callada (con las entradas agotadas) y el lunes en el Museo del Retablo en el ciclo que organiza Diego Crespo.
Tanto la Sonata en Do Mayor de Mozart escrita para piano a cuatro manos como el conjunto de cinco ilustraciones musicales (Mi madre la Oca) que Ravel dedicó a cuentos tradicionales como Pulgarcito, La bella durmiente o Laideronnette, emperatriz de las pagodas, se escucharán en ambas citas. En la iglesia de San Esteban (a las 20:30 horas, entradas a 10 euros) acabarán con Milhaud, compositor francés del siglo XX que fue secretario del poeta Paul Claudel, embajador de Francia en Brasil. Esa estancia en el país sudamericano se dejó notar en El buey sobre el tejado. «Es una mezcla de todo tipo de ritmos de ese continente: con una base constante de tipo habanera, tenemos salsa, samba, tango...», explican.
Con esas obras y la armonía entre los veinte dedos y las 88 teclas darán un espectáculo para disfrutar de la música.