La unión de la A-11 con la N-122 en Castrillo coge ritmo

L.N. / Aranda
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Quienes transitan a diario por Haza destacan que «se ve bastante movimiento de máquinas». Ahora están con las excavaciones y el terraplenado del paso superior de la autovía

En este momento, la empresa adjudicataria de las obras, entre las localidades de Castrillo de la Vega y Haza, trabaja en preparar el terreno correspondiente a los fondos de excavación de los terraplenes. - Foto: L.N.

La historia de la Autovía del Duero está plagada de plazos incumplidos, trámites caducados y contratos rescindidos desde los años 90 hasta la actualidad. Sin embargo, esta vez no será necesaria una nueva declaración de impacto ambiental (DIA) en la actualización del proyecto que comprende desde la localidad ribereña de Castrillo de la Vega hasta el límite provincial con Valladolid. Así lo asegura el Gobierno central en una respuesta a los senadores burgaleses del PP, en la que argumentan que «ya se han iniciado las obras de conexión de la A-11 con la N-122, a la altura de Castrillo de la Vega, incluidas en la misma DIA».

Tras unos meses al ralentí, ahora estos trabajos (que se adjudicaron por 15,7 millones de euros) han cogido ritmo y quienes transitan a diario por esta zona aseguran que «se ve bastante movimiento de máquinas». Entre ellos, el alcalde de Fuentecén, Juan Antonio Martín, quien destaca que se encuentran trasladando tierra de municipios cercanos y remarca que en los dos últimos meses «la actividad es constante».

Desde el Ministerio de Transportes precisan que tras ejecutar las obras de drenaje transversal y su impermeabilización, ahora se está realizando la preparación del terreno correspondiente a los fondos de excavación de los terraplenes y desmontes de la traza de la autovía y de los caminos de servicio. También catas y ensayos de material, así como el terraplenado de los estribos del paso superior de la autovía. 

Sin sobresaltos. Pues bien, con estas obras, de apenas dos kilómetros, se ha evitado tener que reiniciar todo el proceso de la DIA por tercera vez. Este tramo ya contó con una primera declaración de impacto ambiental que se aprobó en 2006. Sin embargo, se dejó caducar seis años más tarde.

Después, tal como se publicó en el Boletín Oficial del Estado el 4 de octubre de 2017, la Secretaría de Estado de Medio Ambiente otorgó la autorización a este trozo de poco más de 30 kilómetros entre ambas provincias por un periodo de cuatro años. Pero tampoco hubo pasos decisivos, por lo que en 2021 el Ejecutivo tuvo que prorrogar in extremis esta declaración para evitar volver a la casilla de salida.

Es decir, el Gobierno central ha destinado multitud de recursos económicos y humanos a este respecto y ahora, a punto de sonar otra vez la alarma, se ha logrado salvar la situación en el plano técnico, ya que no había posibilidad de volver a dar una patada hacia delante. 

Así las cosas, desde 2015, cuando se inauguró la Variante de Aranda, no se había movido ni un metro cúbico de tierra en la provincia burgalesa. Ahora por fin hay meneo. Y aunque sólo sean dos kilómetros de autovía, se evitará que el tráfico de largo recorrido atraviese por Castrillo de la Vega, donde se suceden los accidentes y las víctimas con cierta frecuencia. 

Del resto del tramo hasta Quintanilla de Arriba (también conocido como límite con Valladolid) no hay novedades. En su respuesta a los senadores populares Javier Lacalle, Salvador de Foronda y Raquel González, el Gobierno se limita a indicar que «se podrá proceder a la licitación del contrato de redacción del nuevo proyecto próximamente». Pero no detallan ningún plazo. 

Se sabe que el trazado se aprobó en 2010 y que el entonces Ministerio de Fomento realizó una serie de ajustes en la futura Autovía del Duero para salvar el pinar de Fuentecén o el yacimiento arqueológico 'Caserío de Arnaiz', en Haza, pero poco más. «A ver si cuando terminen esta parte (la conexión de la A-11 con la N-122 en Castrillo de la Vega) continúan hacia Valladolid», defiende el alcalde de Fuentecén, al tiempo que indica que por ahora «no hay nada de nada, ninguna novedad» y lamenta que muchos vecinos «ya no creen en ello» después de tantos años de promesas sin cumplir. La inversión estimada de este tramo ronda los 325 millones de euros (aunque por el aumento de costes podría ser superior).

A punto de adjudicarse el tramo a Langa. Al otro extremo de la comarca, el tramo entre Aranda y Langa, en la provincia de Soria, está a punto de adjudicarse. Se sacó a licitación el 14 de marzo por 212 millones de euros y la apertura de las ofertas económicas se ha fijado para junio. Un paso que se antoja decisivo tras haberse cumplido 14 años desde que se pararon las obras para convertir la fatídica N-122 en la ansiada A-11 entre ambos municipios. Los trabajos, que se habían adjudicado en septiembre de 2008, quedaron interrumpidos cuando se había ejecutado algo menos del 5%. Unos años después, la quiebra de la adjudicataria terminó de complicar el panorama. El Ministerio recurrió a una resolución del contrato y tuvo que readaptar el proyecto. No fue hasta noviembre de 2021 cuando se publicó su aprobación provisional. Después se lanzaron varias fechas y en diciembre de 2023 se dio luz verde a la contratación de estas obras.

En este momento, de los aproximadamente 52 kilómetros de Autovía del Duero proyectados en suelo burgalés, apenas hay 13 operativos. Y eso que la Junta declaró esta vía de interés estratégico en el año 1993 y que en 1997 el Ministerio de Fomento licitó su conversión en vía rápida.