La afluencia al Peñón de Pedrosa no cesa pese al peligro

A.C. / Pedrosa de Tobalina
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El Ayuntamiento tobalinés iniciará en septiembre las obras contratadas en enero de 2023 y aún sin permiso de la CHE

El calor anima a numerosos turistas a acercarse a la zona de baño del Peñón en Pedrosa de Tobalina. - Foto: A.C.

La cascada del Peñón de Pedrosa de Tobalina es uno de los reclamos turísticos más potentes de la provincia y de la comarca de Merindades. Pero la zona de baños sufre un abandono evidente y acumula ya cuatro veranos sin que se hayan ejecutado las obras de consolidación de las rocas, necesarias para evitar nuevos desprendimientos como el ocurrido en agosto de 2020. El alcalde, Jesús Ángel López de Mendoza, asegura que los trabajos comenzarán a principios de septiembre y la empresa a la que se adjudicaron en enero de 2023 se ha comprometido a ejecutarlos «en 40 o 50 días» para llegar a tiempo y conservar la subvención de 289.200 euros que el Ministerio de Política Territorial otorgó al municipio para paliar los daños de las inundaciones de 2021. El total de la obra cuesta 322.880 euros.

Una de las cuestiones que ha originado esta situación es que el Ayuntamiento tobalinés carece de autorización de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE)para ejecutar las obras. La solicitó en marzo de 2023, al poco de adjudicarlas,  pero aún no ha llegado la respuesta. La última información que tienen en el Consistorio es que la CHE ha pedido un informe a Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León que tampoco llega. Transcurrido un año y medio, el grupo de gobierno del PSOE y PP ha decidido «no esperar más, porque por su  lentitud no podemos perder la subvención». 

La crecida del invierno de 2021 agravó la inestabilidad que el desprendimiento causó en el talud de rocas que sostienen el mirador, cerrado a cal y canto desde hace tres años. Pero quienes eligen esta idílica zona de baños en el río Jerea siguen zambulléndose bajo las rocas más peligrosas, con un descalce evidente que las mantiene casi en el aire, sin recordar lo sucedido. En la mayoría de los casos carecen de información alguna sobre lo ocurrido, porque es su primera vez en la zona o están de paso.

Un grupo de amigos instaló sus toallas bajo los desprendimientos del mirador, ajenos al peligro.Un grupo de amigos instaló sus toallas bajo los desprendimientos del mirador, ajenos al peligro. - Foto: A.C.

DB pudo consultar con los bañistas esta semana y la mayoría no conocía la situación e incluso, si recordaba el desprendimiento de toneladas de roca que obligaron a desalojar la zona un concurridísimo 8 de agosto, creían que «ya estaba arreglado». La vegetación y el paso de los años, que ha ido oscureciendo el color de las piedras, camufla el problema a la vista de los profanos.

Dennis y Óscar, dos veinteañeros llegados de Burgos no dudaban en afirmar que faltaba cartelería advirtiendo del peligro. Ni ellos ni casi nadie presta atención al único cartel que advierte del riesgo de desprendimientos en la calle de bajada al río. Una vez en el Peñón, la zona exacta que reviste mayor inestabilidad carece de cualquier signo que la identifique. A todos los consultados les parecía que «se debía de primar la seguridad de las personas con más cartelería e información, incluso unas vallas». 

Jefferson y Alianer, vecinos de Belorado, habían estado en el Peñón el pasado año y esta semana era su segunda vez. Recordaban como en 2023, la zona de picnic «estaba segada y verde y se podía estar mucho mejor», pero ahora luce abandonada y con ortigas de un metro. La cartelería apoyada sobre un árbol, tras haber sido arrancada del suelo, quizás por alguna crecida, indica la existencia de una zona de picnic ya desaparecida y baños, que no se han instalado.

Dennis observa cómo se lanza Óscar desde lo alto de la cascada del Peñón, una práctica habitual.
Dennis observa cómo se lanza Óscar desde lo alto de la cascada del Peñón, una práctica habitual. - Foto: A.C.

Bajas laborales. El alcalde asegura que los bañistas «quitan el balizado y hemos tenido que sacar vallas del fondo del río». A su juicio, «la precaución ha de tenerla cada persona». Y a pesar del demoledor informe del proyecto de restauración del talud de roca, confía en que no suceda una desgracia. Respecto de la zona verde de picnic admitió desconocer su situación de abandono y lo achacó a la multitud de bajas por enfermedad que ha sufrido el equipo de trabajadores municipales de calle. Afirmó que iba a dar la orden para que adecentaran la zona lo antes posible.