La perrera se sustituirá por módulos prefabricados

C.M. / Burgos
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Se ha encargado un estudio geotécnico tras el fiasco de los dos modificados del proyecto. Se construirá una losa de hormigón sobre la que irán las jaulas

La remodelación del edificio se paró hasta en dos ocasiones. - Foto: Patricia

Hay proyectos que están gafados desde el principio y que, aunque puedan parecer menores, dan muchos quebraderos de cabeza al Ayuntamiento de Burgos. La remodelación de la perrera, ubicada en el complejo de Villafría, es uno de ellos. Con la obra dos años parada y dos modificados del proyecto, la Concejalía de Medio Ambiente ha decidido coger el toro por los cuernos y renunciar a la idea original de remodelar el edificio y apostar por unos módulos prefabricados como han hecho Vitoria o Miranda de Ebro. 

El primer paso que ha dado el concejal del área, Carlos Niño, ha sido la contratación de un estudio geotécnico del terreno mediante un contrato menor, tras la aparición de daños de cimentación y estructurales en el edificio actual. También se ha encargado al estudio que redactó el proyecto anterior que diseñe una solera de hormigón con sus correspondientes servicios de saneamiento y abastecimiento de agua de unos mil metros cuadrados sobre la que posteriormente se colocarían las jaulas o cheniles prefabricados. «Los técnicos han ido a ver instalaciones de estas características en otras ciudades y han comprobado que dan buenos resultados y hemos optado por esta solución», indicó Niño. 

Otra de las ventajas es que se pueden ir añadiendo jaulas según las necesidades y las hay de diferentes características en función de la peligrosidad de los perros. También habrá un espacio de quirófanos. La idea es que la empresa que resultó adjudicataria de la remodelación del edificio ejecute las obras, dado que deben estar concluidas antes del 31 de diciembre al contar con ayudas europeas.

La remodelación de la perrera se gestó con el anterior equipo de Gobierno (PSOE y Cs). Se encargó la redacción del proyecto y se adjudicó la obra a Construcciones Ortega por 699.407 euros y un plazo de ejecución de siete meses. Los trabajos se iniciaron en marzo de 2022, pero en julio se paralizaron al comprobar que la zona en la que se ubican las jaulas «estaba peor de lo que se pensaba» y la dirección de obra recomendó parar. Pasaron los meses y se comenzó a trabajar en un modificado del proyecto. Del mismo se desprendió que se necesitaban 138.000 euros más para poder completar las instalaciones.

La convocatoria electoral y la llegada de un nuevo equipo al Ayuntamiento hizo que hasta julio de 2023 no se pudiera contar con el dinero, pero hasta octubre no se retomó la obra.

La alegría duró poco y tras una semana se volvió a parar debido a la aparición de nuevos daños estructurales en la cimentación, lo que obligó a modificar el proyecto por segunda vez. Nadie entiende que los redactores del proyecto no detectaran el mal estado de la estructura del edificio. Y como a perro flaco todas son pulgas, el Ayuntamiento ha iniciado los trámites para rescindir el contrato con Scooby para la gestión de la perrera por reiterados incumplimientos.