El Departamento de Biología de la Guardia Civil no ha hallado restos de ADN en las 116 muestras obtenidas en los vehículos de Miguel Ricart, único condenado por el triple crimen de Alcàsser, y Antonio Anglés, prófugo de la Justicia y principal sospechoso.
Según consta en un informe pericial remitido al Juzgado de Instrucción número 6 de Alzira (Valencia), responsable de la investigación, no ha sido posible amplificar posibles muestras de ADN y, en consecuencia, no ha sido posible su comparación con las de los sospechosos y víctimas de este suceso.
La Guardia Civil obtuvo hasta 116 muestras del Opel Corsa de color blanco y el Seat Ronda azul propiedad de los considerados autores del triple crimen, la mayoría en forma de hisopos frotados contra diferentes secciones de los vehículos, aunque también se obtuvieron envoltorios, pelos con y sin raíz y pequeños objetos.
Esta era una de las dos diligencias, en forma de análisis, que había ordenado el instructor del caso a petición de las partes, de modo que queda pendiente una segunda, a cargo del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, en la que se analizarán multitud de pelos obtenidos en escenarios del crimen como la caseta de La Romana, la fosa o en los ropajes de las víctimas.
Esta segundo grupo de análisis, que todavía no ha empezado, según han aclarado a EFE fuentes del caso, será realizado por los laboratorios del Instituto Nacional de Toxicología de Madrid y Barcelona, y se espera poder comparar las muestras obtenidas con las de siete hombres que fueron considerados en su día sospechosos.
Tres de estas personas son hermanos de Antonio Anglés, uno es Miguel Ricart, único condenado por los crímenes, y los otros tres son amigos o conocidos de Anglés, compañeros de delincuencia en algún caso, o relacionados con la venta o el consumo de estupefacientes en otro.
Estas pruebas genéticas fueron solicitadas por el equipo del criminólogo Félix Ríos, personado en la causa como acusación popular a través de la Asociación Laxshmi, para la Lucha contra el Crimen y la Prevención, y fueron ordenadas en octubre por el citado juzgado.
Los antecedentes
El pasado 27 de enero se cumplieron 29 años del hallazgo de los cadáveres de Miriam, Toñi y Desirée, las tres chicas de entre 14 y 15 años que habían desaparecido más de dos meses antes. Fueron dos apicultores quienes los hallaron semienterrados en un paraje cercano al pantano de Tous denominado La Romana.
La sentencia dictada en septiembre de 1997 por la Audiencia de Valencia, y confirmada posteriormente por el Tribunal Supremo, dictó que "Miguel Ricart, en compañía de otro varón identificado y que no se encuentra a disposición del Tribunal -en referencia a Antonio Anglés-, y posiblemente de alguna otra persona más", secuestraron a las tres adolescentes para satisfacer sus deseos sexuales.
Las víctimas fueron sometidas a violaciones y torturas extremas y al amanecer del día siguiente fueron ejecutadas y enterradas en una fosa que sus asesinos conocían, pues les había servido con anterioridad para ocultar una moto robada.
La investigación judicial sobre lo sucedido, de la que es responsable el citado juzgado de Alzira, está completamente agotada, aunque queda abierta una pieza dedicada exclusivamente a la localización de Anglés, uno de los prófugos más perseguidos de toda Europa.