La Junta de Compensación del S-22, en el Monte de la Abadesa, sigue dando pasos para tratar de culminar la tramitación urbanística de este sector cuyo desarrollo contempla la creación de 2,2 millones de metros cuadrados de suelo industrial y terciario en la capital burgalesa. A finales de la semana pasada se produjo una reunión de la junta rectora en la que se dio cuenta a los integrantes de la misma de los avances que se han dado en los últimos meses con la elaboración de informes de todo tipo (de tráfico, infraestructuras, estudios ambientales o sobre el cambio de delimitación tras la entrada en vigor del PGOU de 2014) encaminados a pulir un proyecto de urbanización que se espera poder presentar en el primer semestre de 2024 y tenerlo aprobado a finales del próximo año.
El trabajo que se presenta para el próximo año se antoja clave para el desarrollo de este sector, impulsado desde el ámbito privado, ya que tocará hablar ya en serio del faseado del proyecto. Se asume como poco menos que utópico que se vayan a poder urbanizar los 2 millones de metros, pero sí se ve factible empezar con 735.000 (585.000 de parcelas resultantes).
El papel que tiene que jugar el Ayuntamiento en esta actuación también es clave ya que ha pasado de ser un actor que no colaboraba en el desarrollo (siempre se ha pensado que no quería tener un competidor para Villalonquéjar IV) a defender públicamente que apuesta por el S-22.
Las palabras, eso sí, se las lleva el viento y el compromiso lo deberá demostrar con dinero ya que en este momento es el mayor propietario de suelo de este sector y le tocará realizar una importante aportación económica para facilitar el inicio de las obras.
Si el coste total de la urbanización se estima en alrededor de 40 millones de euros, la primera fase podría ejecutarse con un desembolso próximo a los quince millones.
Hablar de plazos en un proyecto que lleva dos décadas enquistado obliga a la prudencia pese a que es cierto que en los últimos dos años se han dado importantes avances.