Una de las primeras tareas que se puso el actual equipo de Gobierno, integrado por el PP y Vox, fue la elaboración de un diagnóstico sobre la situación del personal del Ayuntamiento de Burgos, la administración más cercana al ciudadano y una de la que más servicios presta. Tras dos meses de trabajo la conclusión fue calificada de «dramática» al no estar cubierta el 30% de la plantilla. Sin embargo, este no es el principal problema al que se enfrenta la institución en materia de recursos humanos sino a la cascada de jubilaciones previstas a corto y medio plazo.
Y es que medio millar de funcionarios o personal laboral tiene entre 55 y 65 años, de modo que dejarán de trabajar de manera escalonada a lo largo de los próximos diez años y, o se diseña un plan de renovación de plantillas sostenido en el tiempo, o el Ayuntamiento tendrá graves problemas de funcionamiento. Y es que la contratación pública no tiene el ritmo de la privada al estar sometida a procesos de selección regulados por ley, que comienzan con la aprobación de la oferta de empleo de cada año, la convocatoria de las pruebas, su realización y selección de los aprobados. Este proceso puede llevar meses e incluso años.
Las cifras detalladas de la edad de la plantilla se han conocido gracias a la contratación de una póliza de seguro colectivo de vida del personal municipal por un importe de 700.000 euros y un plazo de dos años. Dará cobertura a 1.234 empleados: funcionarios de carrera, interinos, personal laboral, eventuales y en formación, de los que 811 son hombres y 473, mujeres.
Las promociones más numerosas entraron entre los años 82 y 89 a trabajar en la administración local y ahora están llegando a su edad de salida. De hecho, hay 774 trabajadores que tienen entre 50 y 65 años, lo que supone el 60% de la plantilla. Por sexos, los hombres están más envejecidos que las mujeres. Hay 44 que tienen 56 años y 38 con 57 mientras que de esas edades hay 28 y 29 mujeres, respectivamente. También hay 40 varones que con 60 años frente a 17 mujeres. Como curiosidad, solo hay 148 empleados que tienen menos de 40 años, lo que supone un 11%, lo que da idea de la situación.
Desde 2017 las jubilaciones son abultadas cada año y a ello se añade que en el caso de los bomberos y la policía local se adelanta a los 60 años. Ello sumado al parón en la contratación como consecuencia de la Ley Montoro en 2012, que solo se permitió la contratación de puestos esenciales como los policías y bomberos, aunque luego se permitió la tasa de reposición puesto a puesto y ahora se permite el 125% para policía local y el 115% para atención directa al público, instalaciones deportivas o autobuses. «Como tenemos un déficit arrastrado no permite que empecemos a cubrir el número de plazas reales que se necesitan. Ello unido a una mala visión de futuro ha ocasionado que la administración esté sin personal y además muy envejecida», indicó Marcos Citores, de Comisiones Obreras.
Plan de renovación. Desde la Junta de Personal reclaman un plan de renovación para todas las áreas municipales como han hecho en otros ayuntamientos el de la capital de España con la iniciativa Madrid Talento, que busca atraer personal externo pero promocionando el interno. «Es necesario reunirnos todas las partes y diseñar un plan de renovación de la plantilla. El envejecimiento es total. Ya se vio con la Policía Local cuando comenzaron a jubilarse con 59 años, pero sucede lo mismo con otros profesionales como los de la Brigada de Obras o Almacenes municipales y no se convocan promociones para que entren personas jóvenes», indicó Ana Sanz, presidenta de la Junta de Personal.
En este sentido, Sanz propone dar a conocer las posibilidades de empleo que ofrece el Ayuntamiento tanto a los estudiantes de la Universidad de Burgos como a los centros de formación profesional con el objetivo de que se preparen las oposiciones, aunque para ello deben sacarse cuanto antes las diferentes convocatorias de las ofertas de empleo público aprobadas en los últimos años. También se deben reforzar algunas áreas en función de las necesidades y adaptarse a las nuevas demandas. «Faltan administrativos, conductores de autobús o personal de instalaciones deportivas e incluso informáticos. Tenemos una administración de los años 50 y tiene que cambiar para adaptarse a las nuevas demandas», indicó Citores.