Lo que le ocurre al Burgos CF lejos de su estadio es un misterio para el que no se encuentra una explicación lógica. Los blanquinegros protagonizaron el pasado domingo el séptimo capítulo de un serial que se sigue alargando cual telenovela turca. El objetivo de la plantilla y del cuerpo técnico es que esta situación no se convierta en una obsesión y tenga un efecto negativo sobre el equipo. Aunque quizás ya está empezando a pasar factura. Comenzado el mes de noviembre, la mayor parte de las competiciones han alcanzado su primer tercio de actividad por lo que se pueden contar con los dedos de una mano los equipos de categoría nacional -hasta Segunda RFEF- que aún no han puntuado como visitantes.

El Burgos se lleva la palma y es que es el único que se mantiene a cero habiendo disputado siete partidos. Los otros cuatro combinados pertenecen a la Segunda RFEF y son el Coruxo (grupo I), el San Juan, el Náxara (grupo 2) y el Cartagena B (grupo 4), que hasta la fecha han jugado cinco encuentros a domicilio.

La del pasado domingo en Elda parecía la oportunidad ideal para que la escuadra burgalesa lograra ese primer resultado positivo y soltara lastre, aunque volvió a tropezar en la misma piedra que en otras jornadas. Comenzó sin tensión, regaló el primer gol y posteriormente buscó la reacción sin encontrar la recompensa.

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