El Priorato de Trespaderne, una casona del siglo XVI que perteneció al monasterio de San Salvador de Oña y que un incendio dejó destrozada en 2011 comenzó a cobrar vida de nuevo con las obras de rehabilitación que la han convertido en un flamante hotel rural. Casi coincidiendo con su apertura -ya cuenta con reservas para el próximo puente de la Constitución y la Inmaculada- el proyecto que firma el estudio Atienza Maure Arquitectos acaba de ser galardonado esta semana con uno de los prestigiosos premios internacionales Dezeen de Arquitectura, Diseño, Interiores y Sostenibilidad en la categoría de rehabilitación.
Alonso Atienza, hijo del propietario del inmueble, Juan Atienza, y su socio Miguel Ángel Maure, quienes recogieron el premio en Londres en la noche del martes, firman un proyecto, en el que la luz es la gran protagonista y que a nadie deja indiferente. El jurado de los Dezeen Awards, a los que se presentaron 4.800 proyectos, de los que solo 50 resultaron premiados en las diferentes categorías, destacó del trabajo de Atienza Maure Arquitectos «el cuidadoso equilibrio entre lo nuevo y lo antiguo con intervenciones modernas sobrias que crean un orden seguro de espacios en torno a nuevos patrones de vida».
Alonso Atienza, ahora instalado en Barcelona, donde trabaja en el estudio con su socio e imparte clases de Construcción en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de La Salle, explicaba a DB como su trabajo perseguía huir de la oscuridad de las casonas castellanas. En el Priorato, toda la planta baja era un semisótano que servía de almacén, y su objetivo fue «conseguir que tuviera toda la mayor luz natural posible sin alterar la forma y el carácter del edificio». Lo ha logrado a través de juegos de lucernarios y de espacios que se iluminan de forma indirecta o incluso suelos transparentes en algunas habitaciones de la primera planta que iluminan la planta baja.
Además de ello, reinterpretó la parte constructiva con el uso de materiales como el hormigón y el acero que aplica con técnicas contemporáneas a los nuevos espacios. Así junto a los arcos de piedra que se conservaron en el interior del inmueble tras el incendio, los nuevos son de hormigón blanco, al igual que las escaleras, de las que se conserva una parte original en piedra de gran belleza y a las que se suman las nuevas en hormigón. El acero y la madera blanca también forma parte del conjunto de materiales en un bellísimo hotel que ha logrado la categoría de 4 estrellas y que ofrece siete dormitorios con baño y 19 plazas.
En ellos nada está elegido al azar. Con muebles de autor buscados en anticuarios o incluso traídos de Holanda, como explica Juan Atienza, el hotel busca ofrecer una experiencia de gran «valor añadido», ya no solo por tratarse de un edificio con valor histórico y patrimonial, sino también ahora por el reconocimiento mundial a su proyecto arquitectónico de rehabilitación.
Además de los premios Dezeen, que otorga la prestigiosa revista global del ramo de la arquitectura, el proyecto del Priorato recibió en octubre una mención en los premios COAM del Colegio de Arquitectos de Madrid, que lo eligió en la categoría de profesionales Emergentes. Tanto Alonso Atienza como su socio tiene 32 años y ya han logrado otros reconocimientos, como un premio COAM este año por el edificio de la calle Cerdeña del centro de Barcelona, que también fue reconocido en mayo por la Asociación de Jóvenes Arquitectos de Cataluña, AJAC, en la categoría de Obra nueva y rehabilitación.