Dos robos cometidos en apenas una semana han sembrado de miedo e inseguridad a los vecinos del entorno de Isar y Hornillos del Camino, separados por apenas 3 kilómetros. En ambos casos los hechos sucedieron por la noche y, a pesar de lo aparatoso, nadie oyó nada. Y es que en el caso del primer municipio los amigos de lo ajeno accedieron al interior del almacén reventando la puerta con un vehículo. Javier Medina, su propietario, se pasó la mañana del domingo soldando las lamas del portón de acceso una vez le avisaron a primera hora del incidente.
Una vez superado el susto inicial, reconoce que del interior de la nave se llevaron principalmente maquinaria menor, que, no obstante, sí utiliza en su día a día. Un soplador de aire básico, un juego de llaves inglesas o herramientas fueron el escaso botín que los cacos sustrajeron, si bien no hicieron nada con los vehículos agrícolas que se encontraban en su interior. «Es más el destrozo que hicieron en la puerta y la mala leche que lo que se han llevado», reconoce Javier Medina. Este agricultor, que de inmediato denunció el delito a la Guardia Civil, respira aliviado ya que el suceso pudo ser de unas dimensiones mucho más catastróficas.
Al fondo del almacén había acopiado varias decenas de fardos que quedaron intactos.
Cabe recordar que la semana pasada un enorme balaguero de paja se calcinó por completo en el vecino Hornillos del Camino, a escasos 3 kilómetros, llevándose por delante más de un millar de unidades.
Es precisamente en este municipio donde también se ha notificado otro robo en los últimos días: ocurrió el pasado lunes, 21 de octubre, en el interior de una casa en construcción a la mismísima entrada del pueblo. Su dueño, Florentino, dejó de trabajar junto a su cuadrilla el viernes por la tarde y cuando regresó dos días después descubrió que le faltaba una traspaleta (para mover palés con material de obra), dos carretillas... y una hormigonera.
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