La Semana Santa de Burgos por fin volvió a cobrar vida después de dos años en blanco por culpa de la pandemia. Primero fue la profesora de Historia de Arte de la Universidad de Burgos, Pilar Alonso, quien tras su pregón inaugural del sábado daba la bienvenida oficialmente a una celebración declarada Fiesta de Interés Turístico Regional. Y ayer llegó el turno de las bandas y agrupaciones, quienes, a falta de escasos siete días para que lleguen las primeras procesiones, se dieron cita en las escaleras de la puerta del Sarmental para participar en el certamen de Música Procesional en su XVII edición.
Se hizo el silencio y un ambiente de solemnidad lo inundó todo cuando las primeras agrupaciones se dejaron oír por la calle de la Virgen de la Paloma. Bajo la atenta mirada de centenares de vecinos -y gran afluencia de sportinguistas-, las siete bandas, incluida una infantil, se reunieron frente a la Catedral para deleitar al público allí presente de una gran variedad de piezas.
Carlos Gutiérrez, miembro de la comisión de gobierno de la Junta de Semana Santa fue el encargado de presentar uno por uno a todos los conjuntos que participaron en el certamen. Los primeros en actuar fueron la banda infantil de San Gil, compuesta por niños y niñas integrantes de la Real Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores. Con ellos y los numerosos menores que se concentraron en la plaza juntos a sus padres o abuelos, Gutiérrez tuvo unas bonitas palabras asegurando que «Burgos no se quedaría sin relevo para sus bandas».
Los pequeños dejaron paso a la banda de cornetas y tambores de la Coronación de Espinas y Cristo Rey (...).
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