Burgos, destino para Le Corbusier

Gadea G. Ubierna | Burgos
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El arquitecto suizo y de nacionalidad francesa visitó la capital y Santo Domingo de Silos a finales de julio de 1930, en un viaje de placer que hizo en compañía de su hijo, su primo y el pintor Fernand Léger

El arquitecto llevaba siempre un cuaderno en el que trazó su ruta. - Foto: diariodeburgos.es

Ver una corrida de toros fue la única condición que el arquitecto Charles Edouard Jeanneret, Le Corbusier, puso para impartir dos conferencias en la Residencia de Estudiantes de Madrid en 1928. Aquella fue su primera visita a España y quedó fascinado. «El paisaje es único, impresionante, insistente, exasperante. El alma se deshace de la densidad de la abundancia verde y del fértil bienestar. Todo son piedras rojas, arena roja, roca gris, limo amarillo y grandes ríos imprevisibles entre riberas estériles», escribió tras su viaje. Así después de esta primera visita, decidió buscar la ocasión para recorrer el país por su cuenta, algo que hizo en coche en el verano de 1930. Y sea porque se lo recomendó su discípulo y amigo José Luis Sert o porque le pillaba de camino, Le Corbusier pensó que merecía la pena parar en Burgos y en Santo Domingo de Silos.

La Fondation Le Corbusier, con sede en París, tiene documentada esta visita porque, como arquitecto y artista, viajaba siempre acompañado de un cuaderno en el que dibujaba y plasmaba todo aquello que le llamaba la atención. Y entre los cuadernos correspondientes al verano de 1930, hay un dibujo de un árbol seco y, en la parte de atrás de la hoja, una ruta manuscrita: Madrid, Ávila, Valladolid, Burgos, Silos, San Sebastian, Biarritz y Bordeux. El profesor de la Escuela de Arquitectura de Barcelona Juan José Lahuerta explica en el texto L’Espagne de Le Corbusier, incluido en el libro Le Corbusier. Espagne. Carnets, que el arquitecto recorrió más de 2.800 kilómetros en un coche marca Voisin y en compañía de su hijo Albert, su primo y socio Pierre, y el pintor Fernand Léger. Salió de París el 19 de julio y cruzó la frontera en dirección a Sitges el día 22. Después de recorrer Valencia, Murcia, y gran parte de Andalucía, salió de Sevilla el día 29 con rumbo a Madrid. Y entre el 30 y el 31de julio paró en Ávila, Valladolid, Burgos y Santo Domingo de Silos.

Lahuerta explica a través del correo electrónico que no hay muchos más datos sobre su estancia en Burgos, qué vio o si lo hizo solo junto a sus allegados o con algún intelectual local como guía. Este último punto no sería del todo improbable puesto que a finales de los años veinte se sacó a concurso el Anteproyecto de Ensanche y Reforma Interior de Burgos y lo ganó Fernando García Mercadal, el arquitecto aragonés que había hecho de nexo entre Le Corbusier y la Residencia de Estudiantes en 1928 y que puede pensarse que tuviera alguna relación con la capital burgalesa en la época en la que el arquitecto suizo y de nacionalidad francesa la recorrió. Por otra parte, la catedrática de Arte Moderno de la UBU Lena Saladina Iglesias señala en el libro Protagonistas Burgaleses del siglo XX que el arquitecto José Luis Gutiérrez invitó a Le Corbusier a la capital para que hablara sobre las vanguardias. Y aunque parece que no aceptó la invitación en esos términos, podría haberse dado el caso de que ambos mantuvieran algún contacto posterior.

«Sabemos que los mares rodean la península, las llanuras se escalonan. Se puede, de cero, ascender cerca de 1.000 metros. Exhausto, uno piensa al fin: ‘Debo estar subiendo al país donde están sentados los dioses’. Sin embargo, uno encuentra ahí arriba una hermosa ciudad moderna de un millón de habitantes». Con estas palabras describió el arquitecto su llegada a Madrid en 1928, aunque por las condiciones orográficas, podría ser de aplicación para la capital burgalesa. Sin embargo, desde el punto de vista arquitectónico, el Burgos de 1930 se debate entre postulados que en épocas pasadas se consideraban modernos y otros que sí eran más próximos al Movimiento Moderno que encabezó Le Corbusier, aunque salvando grandes distancias. Mientras que en 1930 el francés estaba inmerso en el desarrollo de una de sus obras más paradigmáticas, Villa Savoye, en Burgos los aires de cambio estaban representados en edificios como los de los hoteles Condestable o Castilla, reconvertido décadas después en sede del Gobierno civil, u otros edificios de la calle Vitoria.

Es muy atrevido hablar de edificios herederos de los planteamientos arquitectónicos de Le Corbusier en Burgos, pero el presidente del Colegio de Arquitectos, Félix Escribano, apunta que sí hay algunos más representativos del Movimiento Moderno como, por ejemplo, el colegio Sagrada Familia:cubierta plana, ventanas longitudinales a la fachada, formas rectas... De hecho, este es uno de los inmuebles que aparecen en el catálogo de la Fundación para la Documentación y la Conservación de la Arquitectura y el Urbanismo del Movimiento Moderno.

Le Corbusier volvió a cruzar España en coche en dirección a Algeria en 1931, pero en ese caso no hay pruebas de que parara.