La eterna lucha contra el porno y sus mitos

ÓSCAR CASADO / Miranda de Ebro
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La mirandesa Rosana Perea crea una herramienta que ha llegado a 6.000 jóvenes de toda Castilla y León. Los participantes reconocen su utilidad para un problema fácil de encontrar en la red

Eneko, Iván, Aitana y Nyshka, estudiantes del IES Fray Pedro de Urbina, son cuatro de los miles de jóvenes que han tenido acceso a este contenido. - Foto: Ó.C.

Cada época tiene sus mitos. En la actual, la tecnología posibilita un fácil acceso a la pornografía por parte de los niños y adolescentes, lo que deriva en que muchos terminen persiguiendo algo irreal. Además, el impacto de las imágenes en edades tempranas causa otros muchos problemas a los que se enfrenta Rosana Perea. Esta mirandesa, con la ayuda de la Asociación de Empresarias de Castilla y León (Ademe), consiguió una subvención regional para luchar contra el porno y el arma se escondió en un código QR, que da acceso «al contenido que hemos creado en el que se dan respuestas claras y fundadas a preguntas concretas», aclara. El acceso se dio a través de 6.000 pegatinas repartidas por toda la comunidad y Aitana Martínez, Nyshka Gómez, Eneko Moreno e Iván García han sido algunos de los participantes. 

Los cuatro estudian en el IES Fray Pedro de Urbina de Miranda y suman entre 14 y 15 años. Eso les sitúa en la primera línea de batalla contra los mitos de la pornografía, aunque Perea recuerda que los últimos estudios alertan de que el acceso a este tipo de contenidos llega mucho antes. Los adolescentes explican que la herramienta «está bien», como afirma Aitana, quien recuerda que ya reciben charlas, pero ella remarca otro factor porque «en mi caso por ejemplo sí que ha salido el tema en casa y eso la verdad que me ha dado más seguridad», admite.

De todas formas, asume que «cuando ven porno, los chicos a veces se montan una película, porque al final eso no es real y el sexo creo que es mucho más natural». Nyshka añade que «no solo los hombres sobreactúan, porque las mujeres también y se ve en las dos partes», aunque como su compañera, más allá de la herramienta recalca que «la educación viene de casa y si no te han puesto límites desde pequeño con internet o te han hablado de ello, vas a investigar por ti mismo».

Eneko confiesa tras acceder al contenido que «hay bastantes cosas que ya sabíamos», y puntualiza que «el porno no es como la vida real, porque además muchas veces se maltrata a las mujeres». Precisamente, el trato a las mujeres es algo que también preocupa a Perea y a las empresarias de Ademe, porque «está aumentando la violencia en las relaciones sexuales, porque se están normalizando conductas que no las admitirían en otro contexto», explica la creadora. 

La respuesta de los centros confirma la necesidad de ofrecer respuestas a los jóvenes


En la asociación, su secretaria general, Montse Alsina, especifica que «este no es un programa de educación sexual, sino que es algo preventivo que se crea en el impacto en la salud mental del menor». Ahí está otro problema de la pornografía, porque Perea reflexiona sobre las relaciones afectivo-sexuales, «porque elimina la parte afectiva y los jóvenes hoy en día están muy pornificados».

Prohibir o limitar el acceso a internet surge como una alternativa en el debate público, aunque los jóvenes no ven que resulte viable. «En parte somos conscientes de lo que significa el móvil y en parte no, porque en lo bueno sabemos dar cierto uso, pero en otras somos inconscientes al hacer cosas con él», opina Iván, quien considera que aprenderían a saltar los obstáculos.

Por este motivo, Perea incide en la necesidad de dar las herramientas necesarias y entre las promotoras ven que la parte docente también siente que hay que hacer algo. Esta sensación creció cuando a las pocas horas de lanzar su idea vieron que los centros escolares de toda la comunidad respondían. «Ha sido un éxito total, pero también da una muestra de la preocupación que existe entre el profesorado», apunta Alsina, quien puntualiza que llegaron a toda la región y si hubieran contado con más pegatinas podrían haber aumentado la cifra, porque a las 24 horas tuvieron que cortar las solicitudes, con las que han llegado a 26 centros.

«Si hay más subvenciones habrá más, pero esto es muy bueno porque los centros ven la necesidad de hacer algo», reflexiona Perea, quien pertenece a la asociación de Konexio-ona y es educadora social especialista en entorno virtuales.