En pleno mes de enero y rodeados de los animales que compartían territorio con nuestros ancestros llegaba el esperado momento de revivir los singulares lanzamientos para cazar. Cada uno tenía su experiencia, pero entre el centenar de participantes que se citaron este fin de semana en Salgüero de Juarros con motivo del clásico campeonato europeo de tiro con arco y propulsor dominaba la ilusión compartida de sumergirse de lleno en la prehistoria. No importaba el suelo resbaladizo, la lluvia o el frío.
Entre quienes allí exhibían su técnica para dar en el centro de la diana se encontraba Fernanda, que llegaba de Cantabria aunque es de Portugal. Reconoce que no le gustaba mucho el tema de la prehistoria, hasta que hace seis años visitó los yacimientos de Atapuerca y ahora le fascina el tema. «Cuando empecé a probar el arco estaba en una depresión y esto me relajó de tal manera que para mi venir a Burgos supone cargarme las pilas para todo el año», comentaba la mujer. «Luego me fueron metiendo en la azagaya, que con eso soy malísima porque no doy ni una, pero aquí lo mejor es que hay mucho colegueo con la gente y no hay tanta competitividad», explicaba. Además, ayer celebraba que cumplía 50 años y llevó tartas para celebrarlo con todos sus compañeros de afición.
Aunque unos cuantos sí buscaban la victoria y sumar el mayor número de puntos posibles, lo cierto es que reinaba el buen ambiente y la alegría por reencontrarse con amigos que se encuentran lejos, como decía Fernanda. Lupe, de Cantabria, Celedonio, de Granada, o María, de Madrid, demostraban que la distancia no importaba para acudir. «Esto es un campeonato europeo y vamos a Francia, Alemania, Suiza, Italia...», explicaban. Eso sí, la de Paleolítico Vivo se alza como la primera cita del año y por ello la llaman «la tirada invernal». El resto llegan a partir de la primavera y suelen coincidir en varios países a la vez, por lo que cada uno va eligiendo a cuál acude.
Unos empezaron hace 6 años, otros hace 17... pero entre los más veteranos se encuentra Pedro, que llegaba de Murcia aunque es de Pamplona y lleva unas tres décadas en esto. «Empezó un grupo de arqueólogos belgas para experimentar y luego los franceses lo recuperaron», decía sobre cómo comenzó todo. Después de toda una vida dedicada a la prehistoria, él mismo se encarga de elaborar los elementos propios de la época. «Hago arcos, fuego y cabañas, y también curto pieles», desarrolla sobre el tiempo que lleva realizando arqueología experimental (...).
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