El alcalde de Aranda acepta una disculpa como indemnización

I.M.L. / Burgos
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Antonio Linaje considera que «una charla para ver qué quieren hacer con su vida» los menores que le pegaron puede ser más productiva que obligar a sus progenitores a pagar una sanción por lo que hicieron

El alcalde de Aranda, Antonio Linaje, a las puertas del Ayuntamiento, en plena Plaza Mayor. - Foto: Luis López Araico

La agresión de la que fue víctima el alcalde de Aranda de Duero durante las celebraciones de Carnaval se ha saldado con un disculpa por parte de los dos autores identificados. Los hechos eran constitutivos de una multa que rondaba los 400 euros entre los dos, pero Antonio Linaje ha renunciado a cobrar esta indemnización.

«Se ha alcanzado un pacto con Fiscalía de Menores, se ofrecieron a pagar una multa y lo dejábamos estar. Finalmente les he dicho que no hace falta que paguen ninguna multa, que con que vengan a verme y se disculpen de forma privada es suficiente», resume el propio Linaje esta decisión.

El primer edil arandino considera que el pago de la sanción no iba a suponer un escarmiento para los encausados y que tener que enfrentarse a emitir una disculpa privada puede ser lo más adecuado en este caso. El encuentro con sus agresores aún no se ha producido. «Están los abogados a la espera de fijar una fecha para reunirnos», concreta Linaje.

Esta postura, más didáctica que pensando en una satisfacción económica por la afrenta, busca por parte del primer edil arandino que los autores del puñetazo que le dejó dolorido durante varias jornadas reflexionen sobre ello. «La idea es que vengan un día al despacho de Alcaldía, que se disculpen y tendremos una charla sobre qué quieren hacer con su vida», apunta Linaje, ya que en su ánimo no está el recriminarles su acción sino que mediten sobre su conducta en aquel momento y lo ocurrido después.

La agresión se produjo la madrugada del 11 de febrero, en el exterior de un establecimiento hostelero de la calle Puerta Nueva. Los hechos sucedieron en torno a las dos y media de la madrugada, en plenas celebraciones de Carnaval en la capital ribereña. Según se supo al día siguiente, el regidor recriminó su actitud a un grupo de personas que trataban «de entrar a empujones» en un bar de la zona centro.

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