Que el centro de la Aranda de Duero adolece de falta de zonas de aparcamiento es algo denunciado en múltiples ocasiones por los conductores, incluso por los comercios del casco histórico. Ante esa necesidad de plazas para dejar los vehículos, ya es una costumbre optar por descampados que están a cinco minutos andando del centro, pero esta alternativa reduce de forma considerable su espacio practicable en la época de lluvias.
Los dos aparcamientos disuasorios más utilizados son el de las eras de San Gil, que se adecentó en 2014 para la celebración de las Edades del Hombre en Aranda, y las de Santa Catalina, que son terrenos privados en los que nunca se ha actuado. Esa carencia de arreglos ha provocado que hayan proliferado charcos, que en ocasiones son enormes y que van creciendo con el paso de los años y la falta de actuación en estas dos zonas. Tanto es así que, en la época de lluvias, los espacios ocupados por el agua quedan inutilizados para aparcar y, por lo tanto, se reduce el espacio disponible para aparcar.
Los usuarios de estas dos eras están hartos de esta situación. Muchos padres que acuden a recoger a sus hijos al Colegio Simón de Colonia, situado en frente de las eras de San Gil, llevan años sufriendo esta situación. «Vale que no tenemos que dejar el coche en doble fila cuando venimos a por los niños, pero si no vienes con media hora de antelación no queda espacio sin agua para aparcar, y ¡mete tú a los niños en el coche pasando por encima de un charco!», se queja una madre que acude a recoger a sus hijos al centro. «Lo dejaron muy planito para los turistas que venían a ver la exposición, pero luego se ha quedado abandonado cuando somos los de aquí los que lo usamos», lamenta un vecino del entorno que deja su coche habitualmente en este aparcamiento.
En las eras de Santa Catalina, entre coche y coche, charco. - Foto: ValdivielsoEn el solar del antiguo cementerio, lo que en verano son baches en otoño se convierte en auténticas balsas de agua, «en Aranda no tenemos otro estanque igual de grande» bromea un conductor al pasar junto a la de mayor tamaño. Lo mismo sucede en las eras de Santa Catalina, donde en otoño es complicado encontrar un hueco para aparcar. «Tenemos pocas plazas en Aranda para dejar el coche y venimos siempre aquí, pero ahora hay momentos en los que debería poner el cartel de completo», ironiza una mujer mientras su marido termina de aparcar el coche, ella se ha bajado antes para no tener que meter los pies en un charco al salir del vehículo.
Los vecinos del entorno del Ferial y Santiago son usuarios habituales de esta zona para aparcar y son conscientes de las particularidades de este descampado. «Es privado, y no vamos a pedir a los dueños que lo arreglen, pero el Ayuntamiento debería saber que no hay sitio donde aparcar en Aranda y que esto lo usamos muchos, podían meterlo en lo de arreglo de caminos y dejar una zona más o menos decente», propone un conductor que, asegura, «llevo cinco minutos dando vueltas para encontrar este hueco».