El Defensor del Paciente ha remitido a la Fiscalía Superior de Castilla y León el caso de Lidia González, una joven natural de Melgar de Fernamental y residente en Palencia, que falleció en julio pasado con tan solo 22 años, sin conocer los resultados de un tumor cerebral que le había sido extirpado dos meses antes en Valladolid.
La familia denuncia la falta de asistencia médica y el pésimo trato que recibieron en el Hospital Clínico de la capital castellanoleonesa. «Nos dijeron que en 8 o 10 días nos daban los resultados pero nos cansamos de llamar, nos llamaron hasta pesados» y la joven murió sin conocer la biopsia, ha explicado su madre, Lidia García, en declaraciones a Onda Cero Burgos.
«Yo nada más pido justicia y que me pidan perdón por lo que han hecho con mi hija», a la que asegura no le dieron la oportunidad de luchar contra la enfermedad que sufría. «Yo estoy indignada porque a mi hija la han dejado sin tratamiento y se ha muerto engañada», concluye Lidia García, que ha contactado con la asociación El Defensor del Paciente para que gestionen su denuncia.
Como ya hiciera con el caso de Sonia Sainz-Maza, la mujer de Espinosa de los Monteros que murió de cáncer en agosto sin lograr una cita presencial con su médico de Atención Primaria, la asociación ha puesto los hechos en conocimiento del Ministerio Público. Este primer caso ya ha sido derivado de Valladolid a la Fiscalía de Burgos para la apertura de unas diligencias de investigación que determinen si los hechos podrían ser constitutivos de delito de omisión del deber de atención con resultado de muerte. También la Consejería de Sanidad ha anunciado la apertura de un procedimiento interno para esclarecer lo ocurrido.
La joven de Melgar de Fernamental fue enviada a casa tras la primera intervención en Valladolid. Ante el deterioro de su estado, con evidentes signos físicos como temblores y pérdidas de memoria, solicitaron una nueva cita en el Clínico, que llegó el 25 de junio. «Entramos a la consulta, le explicamos todo eso y la neurocirujana, que era la que le operó, ni se levantó de la mesa», se queja con amargura.
Posteriormente, volvió a casa para esperar el resultado de la biopsia, enviada a León, sin el que no se podía iniciar el tratamiento. Este solo llegó después de su fallecimiento, y solo porque Lidia García insistió en querer conocer de qué había muerto la joven. Como justificación por la tardanza, a su familia le decían que estaban saturados por las pruebas y tratamientos contra la covid-19 (...).
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