La crisis ha obligado a las empresas a reestructurar sus plantillas de tal forma que aquellas que tenían dos o tres trabajadores se han quedado en uno, que a la sazón suele ser el propietario del negocio. Las empresas de la provincia sin asalariados se han incrementado en un 2,5% en los últimos cinco años y medio de crisis y ya suponen el 54,2% del total de empresariado activo burgalés, según los últimos datos del Directorio Central de Empresas (Dirce) del Instituto Nacional de Estadística (INE). Y si a estas se añaden las sociedades con menos de tres empleados, el porcentaje alcanza el 83,03% del total. Unos datos que revelan de nuevo que si el empresariado burgalés siempre ha sido de dimensiones reducidas, ahora lo es más.
En concreto, el instituto estadístico revela en su anuario que en 2008, al comienzo de la crisis, había en Burgos 25.891 empresas, de las cuales carecían de empleados asalariados un total de 13.406; es decir, un 51,7%. Ese porcentaje se ha incrementado ahora hasta el 54,2%, dado que al mismo tiempo que caía la cifra de empresas constituidas se incrementaba la de emprendedores que comienzan su andadura sin contar con más trabajo que el suyo propio. Así, hasta noviembre de 2014, el INE registró la existencia de 24.761 empresas, de las cuales carecen de asalariados un total de 13.430.Estos porcentajes de sociedades sin asalariados sitúan a la provincia algo por encima de la media española, con un 53,6%.
Los autónomos han sido, tradicionalmente, quienes han abanderado la creación de estas microempresas que, en muchos casos, empezaron a crecer justo en el momento en el que explotó la crisis y tuvieron que retroceder todo lo andado y volver a ser unipersonales. Una reducción generalizada en el resto de los estratos y cuya consecuencia es el engrose de la categoría inmediatamente inferior. Es decir, tal y como se aprecia con toda claridad en las estadísticas del Dirce, entre 2008 y 2014 se produjo una reducción de más de dos centenares en el número de sociedades en las que trabajaban entre tres y cinco personas;reducción que se transforma en cierta ganancia en el escalón inferior, el de uno y dos trabajadores, que pasa de ser el caso de 7.090 empresas en 2008 a ser el de 7.131 en 2014. Lo mismo que ocurre en el siguiente estrato, que es el que hace referencia a las empresas en las que ya no hay ningún empleado a sueldo. La destrucción de empleo, por lo tanto, es progresiva de arriba hacia abajo.
Comercios
Muchos lectores tendrán en mente el caso de algún comercio de más o menos de reciente creación que abrió con dos personas tras el mostrador, asalariado y propietario, pero en el que, al cabo de unos meses, el segundo tuvo que prescindir del primero y quedarse solo. Ese ejemplo, que es extrapolable a otros sectores y negocios de diversa índole, suele ser especialmente significativo en el comercio, que sigue siendo la actividad principal mayoritaria en los locales de la provincia.
En concreto, y siempre según los datos facilitados por el Dirce, el comercio al por mayor y al por menor, así como los intermediarios (con excepción de los negocios dedicados a la venta de vehículos de motor y motocicletas), suponían más del 21,5% del total de locales activos.
Otra buena parte de la tarta de actividad sigue concentrada en trabajos relacionados con la construcción, la ingenieria civil y el sector inmobiliario en general: las dos primeras siguen ocupando a 4.125 locales y la tercera a otros 1.051. Entre todas, suponen un 18,1% del total del empresariado activo registrado por el INE.
Demetrio Maeso | Fontanero
«No puedo plantearme tener un empleado, llego hasta donde llego»
Demetrio Maeso es uno de esos profesionales de los oficios que en un momento dado decidieron dar el paso de ponerse por su cuenta y llevar un negocio propio, con altibajos incluidos. En su caso, fontanero, cuenta que se estableció como autónomo entre 1999 y 2000 para trabajar casi en exclusiva para una compañía aseguradora. El volumen de trabajo se iba incrementando, así que llegó un momento en el que vio claro que necesitaba más mano de obra. «Cogí a un empleado hasta que lo pude mantener -explica Maeso-, porque luego me plantée montar una franquicia y como para eso necesitaba crear una sociedad limitada, ya no lo podía mantener».
La idea de la franquicia, para instalación de tuberías sin obra, «era muy buena e incluso hicimos alguna prueba para ver si podía funcionar, pero al final vimos que no era viable», añade. Así que disolvieron la sociedad limitada de nueva creación y Maeso volvió a centrarse en la sociedad civil que había constituido junto a su mujer. Es decir, volvió al trabajo de autónomo. «Trabajo con Mapfre, fundamentalmente, y aunque es cierto que con las aseguradoras los precios son algo más bajos que en la calle, cuentas con estabilidad. Yo, a final de mes, paso la factura y me pagan. Si te dedicas solo a la calle, sabes cuándo pasas la factura, pero no cuándo cobras», continúa, matizando que, en cualquier caso, sigue haciendo algunos trabajos por su cuenta. Y en ocasiones puntuales, sí busca refuerzos para alguna obra concreta, pero no se plantea volver a emplear a alguien. «Tener un empleado significa sacar para dos sueldos, más pagar impuestos y sacar beneficios. Ahora no me lo planteo, yo llego hasta donde llego», concluye, matizando que eso significa tener que trabajar muchas horas a diario y, en ocasiones, también domingos. «En estos últimos cuatro años los viernes por la tarde no solía haber trabajo, pero ahora parece que sí repunta algo. Pero los sábados intento tenerlos libres para estar en casa, que bastante tiempo paso fuera el resto de la semana», dice.