El control de la ocupación de las calles y plazas de la capital ribereña por las terrazas de los establecimientos hosteleros está surtiendo el efecto deseado. La inmensa mayoría de los bares y restaurantes, porque siempre hay excepciones, cumplen con la normativa para que pueda convivir este uso lucrativo del espacio público con el tránsito normal de los peatones. De ello se encargan las patrullas diarias de la Policía Local que, en su orden de trabajo, siempre tienen reseñado revisar el número de mesas y la colocación de las mismas. Hasta mediados de octubre, estas inspecciones que se reparten de forma equitativa por todos los barrios de Aranda suman 866 intervenciones, el doble que las realizadas a lo largo de 2023.
Este incremento no responde a que los hosteleros incumplan las normas, sino a una continua labor de concienciación por parte de la Policía. «Después del covid, tuvimos que controlar mucho los que tenían autorizada la terraza, una vez que decayeron las medidas especiales, así que hicimos mucha más labor educativa que sancionadora, porque les apercibíamos antes de denunciarles», explica el jefe de la Policía Local de Aranda, Francisco Polanco.
Esta tónica divulgativa la mantienen ahora y, si se encuentran con que algún local no tiene autorización para poner terraza, o poner más mesas que las permitidas, le aperciben para que regularice la situación. «Las autorizaciones las tramita la Oficina de Obras, nosotros nos limitamos a comprobar que lo que tienen se ajusta a lo autorizado», remarca Polanco, siempre con las bases de la ordenanza municipal y de la Ley de Accesibilidad.
301 bares y restaurantes están abiertos en Aranda, la gran mayoría con terraza, por lo que en lo que va de año, la Policía ya ha controlado dos y hasta tres veces cada uno de ellos
Entre las dudas e infracciones que más se repiten en los partes de intervención de los agentes, destaca la necesidad de actualizar cada año la autorización para la ocupación del espacio público, «que muchos creían que era algo perpetuo y ahora ya saben que tienen que renovarlo cada año», y el número de mesas autorizado y su colocación en la calle. Los agentes que patrullan a diario lo comprueban muy a menudo. «Los bares suelen cumplir, pero siempre hay alguno que o se despista o se hace el no enterado para poner las mesas como mejor le conviene, y luego están los clientes, que es muy normal que descoloquen los elementos de la terraza sin que el del bar se dé cuenta de ello», apunta un policía local que, junto con su compañero de turno, revisa los establecimientos de la zona centro. «Aquí hay más, pero en los barrios también hay que poner el foco para que las terrazas se pongan correctamente», reconocen estos agentes.
A pie de calle, y desde la jefatura de la Policía Local, coinciden en asegurar que la «labor educativa» previa se ha notado y cada vez son menos las infracciones que detectan. «Cuando llega el buen tiempo, y en momentos como fiestas o demás, sí que hay algo más de picaresca para poder aprovechar más la terraza, pero son casos contados», apunta un agente, dada la temporalidad del uso masivo de las terrazas, que en Aranda no cuentan con cerramiento estable.