El burgalés Roberto Martín, Jarocho, venía ayer de torear por la mañana en la localidad francesa de Dax después del percance que tuvo el domingo, y se reencontró con el triunfo al cortar las dos orejas a un notable y enclasado novillo de la ganadería de Antonio Bañuelos en la Feria de Briviesca. En un coso con casi tres cuartos del graderío ocupados, Javier Zulueta también aprovechó la extraordinaria condición del tercero para sellar su salida por la puerta grande de La Coronilla tras bordar el toreo.

El de Huerta de Rey lucía un aparatoso vendaje en la cabeza pero eso no le impidió continuar en su línea de triunfos. Lo recibió de rodillas en una declaración de intenciones y el resto fue voluntad y toreo. Porque sabe torear y lo demuestra. Frente a sus dos oponentes quiso ahondar en su tauromaquia y entender a los buenos animales de Bañuelos. 

Zulueta salió a hombros, saboreó y acarició los muletazos como quien lleva dentro algo grande. Lo siente, lo vive y el novillo de Bañuelos que hizo tercero lo tuvo todo:  la clase, la humillación y la bravura. En la vuelta al ruedo con la que se le premió influyó mucho la mano del sevillano, que lo entendió y moldeó a su gusto. 

Borja Ximelis cortó tres orejas y se sumó a la puerta grande, cerrando su gran tarde. Hoy a las 18 horas, concurso de recortadores.