El grupo Alibérico roza los 200 empleos en Miranda, aunque la compañía especializada en aluminio tiene buenas previsiones para su desarrollo en la ciudad. En especial, su crecimiento está fijado para sus dos últimas apuestas, en factorías ubicadas en el polígono de Bayas: Alintra y Durolac. La primera comenzó su actividad en enero de 2020 y pese al impacto de la covid, este año las previsiones marcan un crecimiento del 15% para alcanzar los ocho millones de euros de facturación. Menos tiempo hace del arranque de la otra planta, que este 2024 sin estar del todo operativa se cuenta con que llegue a los tres millones en ventas, aunque para 2025 la planificación marca duplicar la cifra económica y también el número de diez empleos actuales.
En Alintra, que ocupa la nave en la que estuvo Gamesa, actualmente trabajan 29 personas. Los planes todavía hablan de crecimiento, en una instalación de la que el presidente del grupo Alibérico, Clemente González Soler, destaca su potencial para los métodos de transporte masivos. «Hemos hecho muchas piezas para trenes y también estamos enviando mucho para los grandes fabricantes de barcos, para los trasatlánticos en los que caben miles de personas y los fast ferries», afirma González, quien destaca el potencial de esta fábrica dentro del grupo.
El impacto de la pandemia perjudicó mucho a la compañía, en la que se pretendía alcanzar los quince millones de euros de facturación en tres años, aunque en estos momentos la evolución todavía está por completarse, ya que «la innovación dentro de Alintra nos puede convertir en una empresa tractora, pensando en el mundo del transporte de masas», repara el presidente.
En el caso de Durolac, la puesta en marcha ha sufrido varios retrasos en su funcionamiento, debido a la complejidad de una instalación «única a nivel mundial», afirma el máximo responsable de Alibérico, que destaca el desarrollo para lograr nuevos equipos realizado dentro de la compañía y así disponer de «una tecnología nueva, que no existe en otra parte del mundo». El cometido de la factoría se centra en aplicar pinturas a materiales, siempre con la premisa de adaptarse a lo que demandan los clientes, «que están principalmente en el sector de la construcción, sobre todo, para edificios singulares», matiza González, quien espera inaugurar las instalaciones oficialmente pasado este verano.
Por último, Alibérico cuenta con Alucoil, su buque insignia en Miranda donde rondan los 150 empleados, en una de las principales factorías de la ciudad creada en 1996, en la que se fabrica el panel de nido de abeja «en el que somos únicos fabricantes mundiales», destaca el presidente de Alibérico.