Que las bicicletas y los patinetes se han convertido en poco tiempo en medios de transporte cada vez más usados por los burgaleses es una realidad palmaria. La ciudad ha tejido un carril bici de muchas decenas de kilómetros que, además, discurre por prácticamente todos los barrios de la capital, de manera que es posible recorrer Burgos sobre dos ruedas de manera segura sin bajar a la calzada. En este contexto, el gran hándicap reside en reducir los accidentes en los que se ven implicados este tipo de vehículos, que normalmente se producen en los cruces con los carriles por donde circulan automóviles, camiones o furgonetas. En estos lugares los siniestros son más frecuentes y con consecuencias más graves para ciclistas y usuarios de patinetes. De ahí que los mandos de la Policía Local estén preocupados por mejorar la seguridad de los pasos ciclistas sobre las calzadas. La idea pasa por pintarlos completamente de rojo para hacerlos más visible a los conductores de automóviles.
En estos momentos, están delimitados por dos líneas de puntos blancos sobre el asfalto, de manera que el color del paso es el del firme, negro cuando acaba de reponerse y gris pasado el tiempo. Desde la Policía Local advierten de que se trataría de una medida más orientada a proteger a ciclistas y usuarios de patinetes.
El color rojo llamaría más la atención de los conductores y, por tanto, sería más fácil que redujeran la velocidad metros antes de llegar a los pasos. No será la primera ciudad que toma esta iniciativa. La Coruña o Pamplona la tienen implementada desde hace años y da resultados.
Está última pintó 166 pasos en 2021 . Estos pasos transcurren junto a los de peatones, de tal forma que la pintura roja se integra en el mismo diseño de señalización horizontal, reduciendo el impacto y los costes de la puesta en marcha de este sistema. En el caso de la ciudad gallega el pintado se está realizando de forma paulatina.
siniestralidad. El número de accidentes en el que se ven implicadas bicicletas se mantiene en torno al centenar anual. En 2023 se registraron 99 siniestros, de los cuales 60 acabaron con el ciclista herido. En 53 casos sufrieron lesiones leves y en 6, graves. La tendencia no ha variado demasiado desde 2020.
En el caso de los usuarios de VMP (vehículos de movilidad personal) sí que existen variaciones. En Burgos, los atropellos a las personas que los utilizan ya están casi al nivel de las bicicletas y los heridos se incrementaron un 50% en 2023.
Según los datos facilitados por el servicio de emergencias 112 de Castilla y León, el año pasado se atendieron un total de 33 avisos por colisiones entre vehículo y patinete, 11 más que en 2022. Cabe resaltar que, pese a que no se consideran atropello como tal sino accidente, el impacto para el usuario de VMP es prácticamente el mismo que para un peatón. Según la DGT, muchos de estos siniestros conllevan fracturas con un 50% de probabilidades de acabar en el hospital.