Luke Fischer está a gusto en el Silbö San Pablo. Se le nota tanto dentro como fuera de la pista. El pívot americano, de 30 años, llegó a Burgos en el verano de 2023 procedente del Real Betis y aquí ha encontrado la estabilidad después de años cambiando de ciudad cada temporada. Tanto él como su mujer crecieron en pequeños municipios de Estados Unidos y han encontrado una segunda casa a las orillas del Arlanzón. Esa fue una de las principales razones por las que decidió renovar su contrato, así como la firme convicción de alcanzar el objetivo que se marcó cuando se enfundó por primera vez la elástica azulona: regresar a la ACB.
Quedan 7 jornadas para que acabe la liga regular y todo el mundo les da como favoritos, ¿cómo de cerca se ve el ascenso en el vestuario?
Es el objetivo de la temporada y hablamos de ello, pensamos en ello, pero sabemos que en esta liga tienes que estar centrado en cada partido. No puedes mirar más allá. Pensar mucho en lo que pueda pasar al final es un gran error.
¿Cree que lo más difícil ya está hecho o es lo que está por venir?
Hemos hecho un gran trabajo. Estamos muy contentos con todas las victorias y lo que hemos logrado, pero lo más duro está por venir. Sabemos que hay más y hasta el último partido en el que digamos: 'lo hemos hecho', siempre va a haber más. No vamos a parar hasta asegurar el ascenso a la ACB.
¿Cómo de importante es que los partidos ante el Fuenlabrada y el Estudiantes sean en el Coliseum?
Hemos hecho un gran trabajo este año fuera de casa, pero es importante poder dar el siguiente paso en el Coliseum. Además, esos son los partidos que realmente queremos jugar, los que nos emocionan, y estamos deseando que lleguen. Sabemos lo que significan y estamos preparados.
Hay equipos con pasado en la Liga Endesa, como nosotros, que están dispuestos a todo para regresar a la élite»
¿Había ganado antes tantos encuentros en una misma temporada?
(Piensa) Sí, pero ha pasado mucho tiempo de aquello. Cuando jugué en el instituto, estuvimos dos años consecutivos sin perder un partido y solo perdí dos en tres años. Fue muy divertido. Esta campaña me recuerda mucho a esos años por las victorias y lo cerca que estamos unos de otros en el equipo. Está siendo una campaña especial.
Cuando se gana tanto, ¿existe el riesgo de perder el foco de cara al siguiente duelo?
Sí, claro. Bruno (Savignani) hace un trabajo increíble para evitar eso. Él siempre quiere más. Estamos primeros y creo que somos el equipo que más duro entrena de la liga. Todos los días tenemos una sesión intensa y física que nos prepara para el fin de semana.
¿Cuál es la principal diferencia entre esta temporada y la pasada en cuanto a mentalidad, rivales, plantilla, entrenador...?
Creo que el nivel de la liga ha subido. Varios clubes han metido mucha pasta para ascender y han llegado grandes jugadores a la competición. Hay equipos con pasado en la Liga Endesa, como nosotros, que están dispuestos a todo para regresar a la élite. Eso al final demuestra cómo es el baloncesto en España, un gran sitio para jugar. En cuanto a nosotros, hablamos con Bruno todos los días de la mentalidad, de seguir este camino y no salirnos de él. Nadie nos puede distraer y los jugadores saben que vinimos a Burgos para ascender.
Hablamos con el entrenador todos los días de la mentalidad, de seguir este camino y no salirnos de él»
La temporada pasada estuvo fuera por lesión varias semanas y su equipo lo pagó con derrotas, ¿cree que este año están todas las posiciones más cubiertas?
Creo que es un equipo completo. Si alguien está fuera, otro está listo para dar un paso al frente y hacer lo que sea para ayudar.
Eso también conlleva que la competencia sea más alta, ¿cómo lleva la suya con un jugador del nivel de Gyorgy Golomán?
Muy bien, creo que es bueno para él, para Wembi y para mí. Está muy bien jugar contra grandes jugadores en los entrenamientos porque nos prepara para el fin de semana. Algunos días uno entrena mejor que otro, pero cada día es una batalla y nos llevamos al siguiente nivel. Igual un día no doy mi mejor versión, pero Golomán sí. Así es el baloncesto y eso es lo que necesita el equipo.
Volviendo al verano, el club tuvo clara su renovación desde el minuto uno y usted le pidió tiempo para pensar, ¿qué le hizo al final decidirse por volver a Burgos?
Hablé mucho con mi mujer sobre qué era lo mejor para la familia. La realidad es que nos sentimos muy bien aquí, sentimos Burgos como nuestra casa. Mis hijos comenzaron a ir al colegio aquí, la gente es súper maja con nosotros y creíamos que era bueno estar unos años en un mismo sitio. Al final, en este trabajo vas a una ciudad nueva prácticamente cada temporada.
Savignani tiene mucha hambre. Este es un juego de equipo y toda plantilla ha comprado ese discurso»
¿Ya veía durante la pretemporada que esta plantilla era más fuerte que la de la campaña anterior?
Creo que la temporada pasada teníamos un equipo fuerte, pero esto es muy largo, hay lesiones, gente que igual no está bien en un partido... Creo que este año el club ha hecho un gran trabajo firmando a la gente adecuada. Todo el mundo sabe cuál es el objetivo, hay gente veterana, con experiencia y saben lo que hay que hacer. No pasa nada si metes 20 puntos un día y al otro 5. Es un juego de equipo y toda plantilla ha comprado ese discurso. Si ganamos, ayuda a todos.
Al no tener tanto cartel en España como otros entrenadores, ¿le sorprendió que se le encomendara este desafío a Bruno Savignani?
Tenía preguntas y Albano (Martínez) me dijo que era un gran entrenador y la persona que necesitamos. Además, Bruno tuvo el detalle de llamarme antes de firmar yo el contrato. Hablamos acerca de la visión, de lo que queríamos de esta campaña. Es un entrenador con mucha hambre, quiere demostrar su valía, competir y entrenar al máximo nivel. Tiene muchas ganas de aprovechar esta oportunidad.
Hablando de entrenadores, ¿no le chocó que el Estudiantes echara a Pedro Rivero yendo segundo?
Sí, por supuesto, mucha gente se sorprendió porque es un técnico que conoce la liga muy bien. Ese movimiento demuestra cómo la gente ansía este ascenso y está dispuesta a hacer lo que sea para lograrlo. Este es un negocio muy loco y nunca se sabe.
La derrota contra el Lleida me dolió mucho e incluso cuando volví a EEUU estaba fastidiado»
El Estudiantes, el Obradoiro, el Betis... mejor subir directo viendo cómo va ser el play off...
(Resopla) Sí, miras a todos los equipos y no sabes quién va a subir.
Además, usted sabe lo difícil que es porque tiene la experiencia del curso pasado, cuando cayeron en la semifinal de la Final Four contra el Lleida, ¿cómo encajó aquella derrota?
Fue muy muy duro. En el play off, pensaba que estábamos en un gran momento como equipo y tenía la confianza de que íbamos a ascender a la ACB. La derrota contra el Lleida me dolió mucho e incluso cuando volví a Estados Unidos estaba fastidiado. De hecho, una de las razones por las que quise volver fue para acabar el trabajo que nos habíamos marcado. Vine para volver a la ACB con el San Pablo; ese es el objetivo que tengo desde hacer dos años.
¿Usted o algún compañero de vestuario ha hecho una promesa loca si se logra el ascenso?
(Ríe) Todavía no, pero tenemos gente muy loca dentro del vestuario y alguno tendrá alguna idea que seguro que será divertida.
¿Quién es el más loco?
¿Quién no? Roberts (Stumbris) y Dídac (Cuevas)... cada uno es un poco loco a su manera. A ver qué hacen si subimos.

La felicidad absoluta
El ritual de la victoria en el Coliseum se ha convertido en una tradición y Ford y Tatum, los hijos de Luke Fischer, lo disfrutan tanto o más que el padre. Desde la campaña pasada, se han unido al resto de la plantilla para celebrar cada triunfo y la afición ya se ha acostumbrado a verlos con las banderas o correteando por la pista. «Es un momento increíble. Empezó la temporada pasada después de una gran victoria. Alguien me dijo de traerlos a la pista para que hicieran la celebración. Ahora están esperando que llegue cada partido, hablan de ello en casa y durante el encuentro. Es muy especial para ellos y espero que sea algo que siempre recuerden cuando crezcan y vean fotos y vídeos. No creo que muchos niños puedan decir que han vivido eso», cuenta con orgullo Fischer, que destaca el buen trato que está recibiendo en Burgos y el carácter familiar de la ciudad. «Ya te digo, nos sentimos como en casa», concluye.