Editorial

Las redes sociales agravan y agrandan las tragedias de la sociedad

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La provincia de Toledo es noticia nacional, tristemente, desde el pasado fin de semana. Dos hechos totalmente reprobables y condenables sitúan a este territorio del centro peninsular en las páginas más oscuras de la crónica negra del país: una joven de 17 años moría de forma cruel en Otero disparada por su padrastro; y a Mateo, un niño de 11 de Mocejón, le asesinaban sin motivo (nunca hay motivos para ello) con arma blanca. Muertes crueles, inexplicables, inhumanas.

En este contexto de dramas e inseguridad, la delegada del Gobierno de España en Castilla-La Mancha, Milagros Tolón, compareció ayer ante los medios de comunicación para «felicitar públicamente a la Guardia Civil por el trabajo realizado». Para eso y para poco más, porque no ofreció ningún dato más sobre la investigación del caso de Mocejón (está detenido el presunto culpable) amparándose en el secreto de sumario. No explicó si el arrestado tiene problemas de salud mental o si tiene antecedentes penales.

«Creo que es de absoluta justicia que sepamos y no nos cansemos de repetir que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están ahí, los veamos o no, y tratan de protegernos en cada momento», dijo. La Guardia Civil «se ha dejado la piel», remató. Comparecer ante los medios de comunicación simplemente para ensalzar a la Benemérita, institución ya de por sí muy bien valorada entre los españoles, no era necesario.

En lo que sí dio en el clavo Tolón fue en señalar públicamente el problema del mal uso que algunos hacen de las redes sociales, una jungla inhóspita, despiadada y con frecuencia malintencionada y poco documentada. La delegada del Gobierno hizo un llamamiento «a todos aquellos que aprovechan la desgracia humana para soltar todos sus odios en las redes sociales, a las que convierten en un vertedero de inmundicia y donde, en la mayoría de los casos desde el anonimato, tratan de culpar de todo a quienes se diferencian de ellos por el color de su piel, por su religión o, simplemente, porque quieren sacar rédito».

Es tal cual -lo comprobamos todos los días- y es muy preocupante -una realidad planetaria-. A través de esos canales, perfiles sin identificar señalaron de forma equivocada a un menor extranjero no acompañado de los 50 que se alojan en un hotel de esta localidad toledana como autor del crimen de Mateo. Sin pruebas... sin verdad.

Urge una regulación completa y estricta en las redes sociales. Tarea muy compleja, sí, pero necesaria. Es inhumano y va contra nuestro propio desarrollo como sociedad que alguien pueda verter cualquier opinión en esta poderosísima vía de comunicación sin pruebas y sin una identidad clara y manifiesta.