Dicen sus familiares que se sienten honrados; que, aunque hayan pasado casi cuarenta años, es para ellos una satisfacción y un orgullo que alguien más que ellos se haya acordado de aquel joven de Quintanilla del Agua que fue a hacer la mili a África y ya no regresó nunca. El Consejo de Ministros acordó hace unos días, mediante Real Decreto, conceder la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a Ángel Moral Moral, burgalés de 21 años asesinado por una facción del Frente Polisario en mayo de 1975 un día de siroco en las dunas de Sahara.
Una de sus hermanas recuerda que fue en Navidad cuando Ángel se incorporó al servicio militar y que, tras la tragedia, ya nunca más volvió a ponerse el árbol en la casa familiar. Ya nada volvió a ser lo mismo.La ausencia de Ángel, un chico jovial, bueno y servicial, como le han definido cuantos le conocieron, no se superó nunca. «Fue un valiente. El único valiente de su unidad. Un verdadero héroe», admiten quienes, casi cuatro décadas después de su desaparición, aún le recuerdan y honran su memoria.
El 11 de mayo de 1975, una patrulla de Tropas Nómadas del Sahara del Ejército Español se hallaba cumpliendo con una misión de reconocimiento muy cerca de la frontera con Argelia. Eran días convulsos en el Protectorado Español del norte de África. Marruecos estaba decidida a hacer suyo ese territorio español aprovechando la debilidad del gobierno español, más pendiente de la salud del dictador que de cualquier otra cosa, mucho más si ésta pasaba en aquel desértico rincón. Ángel Moral, cabo furriel, integraba aquella unidad, que se detuvo a comer y a descansar, cuando un grupo de soldados de origen sahariano que formaban parte de esta unidad y comandados por el cabo Bachir Ul d Mohamed Na fta Uldisi, abrieron fuego a traición.
El único valiente
El soldado burgalés no se lo pensó dos veces y en plena ráfaga fue hacia los vehículos en los que habían dejado las armas para intentar, en la medida de sus posibilidades, repeler aquel ataque. Fue el único de su unidad que se expuso de esa manera. Los rebeldes, pertenecientes al Frente Polisario, no tuvieron compasión y convirtieron al burgalés en objetivo: una bala le alcanzó mortalmente, pero el chico aún tuvo fuerzas y arrestos para, malherido, responder al fuego enemigo; a los que, hasta hacía unos minutos, habían sido sus compañeros de patrulla.
Finalmente lo acribillaron, y el cuerpo del burgalés quedó ensangrentado e inerte sobre la arena ardiente del desierto. La familia del malogrado joven se enteró de la peor manera posible: a través del parte de noticias de la televisión. El resto de sus compañeros fueron secuestrados, aunque terminarían siendo liberados.
Moral fue enterrado en Tindouf, y sólo pudieron repatriarse sus restos seis meses después, cuando ya se había ejecutado la ‘Marcha Verde’ por la que Hassan II de Marruecos conquistó el Sahara español. Fue enterrado en Quintanilla del Agua, en cuya lápida se recuerda que murió heroicamente.