A las tres de la tarde decidía qué nueva cerradura instalar en la parte trasera de la quesería artesanal El Carluque que con tanta ilusión y esfuerzo abrió sus puertas en diciembre de 2019 en Valdenoceda. Gustavo Pérez, uno de sus socios fundadores y quien elabora nueve referencias con leche de cabra ecológica y de oveja, se dirigió ayer a la quesería a las seis menos cuarto de la mañana. Se encontró solo desolación. «Da pena, no ha quedado nada», relataba a DB. Ni un queso de los centenares que se guardaban en las sala de oreo y de maduración, ni un yogur, ni una crema, la caja registradora vacía y ni una de las delicias de otros productores de la comarca con las que invitaban a maridar sus quesos, como anchoas, mieles, mermeladas o chocolates.
El asalto a la quesería fue a placer. Nadie en la casa más cercana a apenas unos 50 metros escuchó nada, aunque a los ladrones les dio tiempo incluso de probar una tarrina de queso de untar y tratar de acompañarlo con una lata de anchoas que quedó a medio abrir. Quizás algo hizo huir a los ladrones. Forzaron la cerradura de la puerta trasera, que quedó completamente destrozada y a su antojo se llevaron todo lo que encontraron, además de revolver cajones y armarios.
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