Unas puertas forradas y un suelo protegido revelan que la sala que acogerá la exposición sobre Vela Zanetti en el centro cultural que lleva su nombre en Milagros está en preparación. «Hace unos días hemos empezado a pintar para que los cuadros puedan lucir mejor», explica Rufo Criado, encargado de la organización. En total, se mostrarán al público 15 obras con una temática común: el paisaje.
«He intentado recopilar primero todas las obras de Vela, aunque como vivió muchos años y trabajó tanto, son casi innumerables... Pero tenía claro lo que buscaba, que era el eje vertebrador del campo», repasa. Rufo avisa: «No son los originales porque no podemos ofrecer las exigentes garantías para el traslado y conservación de los originales. Esto no es un museo». Y suspira para que la rehabilitación de La Casona sea pronto una realidad y poder, más pronto que tarde, presentar originales en el soñado museo. Pero recalca su agradecimiento a Arturo Zoreda por las réplicas que donó a la Casa de la Cultura por su calidad técnica y material.
Tuvieron, Vela Zanetti y Rufo Criado, una relación paterno filial: «Me reñía y me echaba cada bronca... Y poco después me comprendía y ayudaba», recuerda Criado. Como buen conocedor no sólo de su obra sino de su faceta más personal, lo ha tenido relativamente fácil para elegir el material a exponer. «No hay que distraer a la gente, hay que apostar por poco pero bueno y por un tema en concreto», defiende el coordinador. «En Madrid se le organizó hace ya años una exposición con cerca de 200 cuadros, aquello era inmenso, no terminó de gustar y la única crítica que leí no fue muy buena... Yo creo que el problema fue la abundancia», sentencia.
No obstante, destaca un sinfín de fotografías y documentos que visten una de las estancias del centro cultural: encuentros con políticos, miembros de casas reales, personalidades del mundo del arte... «Hay que digitalizar todo esto para hacerlo más accesible», indica Criado.
Sobre una silla por la que es evidente el paso del tiempo, llena de manchas de pintura, reposa un mandil que utilizaba Vela para pintar y en una mesita contigua aparecen una paleta y su pipa. «Decía que la inspiración tenía que pillarte trabajando, que había que pintar 24 horas al día y más no porque no hay... Por eso me reñía a mí porque en esa época yo trabajaba en un banco», confiesa su amigo.
«El paisaje y el hombre se necesitan el uno al otro, existe una simbiosis entre ambos y no podría ser el uno sin el otro», argumenta Criado. «A Vela le gustaba pasear, le inspiraba mirar al campo, pero no pintaba con una foto delante, sino que retenía lo que él quería transmitir...», reflexiona. Como artista exiliado, vivió en América una buena etapa de su vida: de allí trajo también sus estampas y dejó parte de su obra, como el mural expuesto en las Naciones Unidas. «Por eso he escogido 15 obras en las que el paisaje es protagonista junto al hombre y porque sin el uno, el otro no se entendería», precisa el comisario de la muestra.
El 4 de enero se cumplieron 25 años de la muerte del internacional pintor ribereño por culpa de una mala caída en Burgos y su amigo y discípulo cree que es necesaria esta exposición por varios motivos: «Tenemos grabadas en la cultura popular las fechas de los aniversarios redondos y los 25 pueden ser una primera piedra para que Vela no caiga en el olvido, para promover su obra, para reivindicar la rehabilitación de La Casona o por qué no, el museo», reclama.
La exposición estará abierta del 8 al 22 de agosto, entre las 19 y las 21 horas los días laborables y de 12 a 14 h. los festivos.El 13 de agosto, Rufo Criado ofrecerá una conferencia abierta al público (20 h) en la que acercará su visión del paisaje en las composiciones del pintor ribereño.
«Las pinturas elegidas combinan la densidad e intensidad de sus colores fundiéndose en perfecta armonía con la dignidad humana de los personajes que trabajan en las labores del campo, opina el conferenciante. «Los paisajes de Vela y sus protagonistas: vendimiadores, segadores, pastores..., son inconfundibles por esa fuerza expresiva y acentuado cromatismo que transmite», revela. Cuadros como La siesta, La siega, La vendimia o El Pastor que nos evocan los tiempos de nuestros padres y abuelos.