De los 336 días que han pasado desde que la UCI del HUBU ingresó al primer crítico por covid, el 7 de marzo de 2020, solo seis de ellos han tenido una ocupación inferior al 150%de su capacidad. Es un concepto algo difícil de entender por el baile de cifras que hay con respecto a las camas de UCI disponibles, pero, básicamente, indica que no han estado por debajo de 36 pacientes ni una semana. El hospital se inauguró con 27 puestos de cuidados intensivos, de los cuales solo 24 estaban dotados de personal cuando estalló la pandemia. Esa es la capacidad original de una unidad que hoy atiende a 50 enfermos, 37 críticos por complicaciones de la covid.
Ante semejantes cifras, es inevitable preguntar a los profesionales si han llegado a sentir que no daban más de sí. «Ha habido momentos de sufrimiento, porque esta situación nos afecta como a los demás, pero no de desesperación. Ysi vemos que alguien flojea, se le va a ayudar, porque aquí somos un equipo. La camaradería de esta UCI no es lo habitual», dice el intensivista Fernando Callejo, el único protagonista de este reportaje al que se mencionará con nombre y apellido, ya que, por esa «hermandad» de la que hacen gala, en este texto desde ahora solo aparecerán los nombres de pila. Y en el caso del jefe de servicio, el apelativo por el que se le conoce dentro y fuera del hospital: Neni. «Es un líder que marca camino con el ejemplo. Y en esta pandemia ha tenido detalles que nos llevaremos todos», añade.
Ana, enfermera, apostilla que esa unión es fundamental en una UCI siempre, pero más en estas circunstancias en las que garantiza el apoyo de los compañeros «en horas bajas, cuando sabes que puedes desahogarte y relativizar un poco. Y una vez que sales de aquí, olvidarte del coronavirus y dedicarte a otras cosas;hay que buscar estrategias, a uno le sirve bordar manteles, a otro andar, hablar con su familia...». Ella reconoce que los once meses pesan y que tocó fondo en la segunda oleada, cuando se dio cuenta de que estaba más crispada. «Cansada e irascible, sí. Pero dije, ya está, hasta aquí puedo llegar y punto», recuerda.
La enfermería en la UCI no tiene nada que ver con el resto de servicios. Celia, la supervisora, tiene ahora a cien profesionales a su cargo -en condiciones normales serían unas 62- y explica que lo que los diferencia del resto es que tienen control pleno sobre el paciente. «Nuestras tareas son exclusivas. Los médicos pautan la medicación, pero nosotras la controlamos y vigilamos; lo mismo que con todo el aparataje: valoramos la información de los monitores, respiradores, máquinas de control de la sangre...», explica, recalcando que, sin embargo, todavía no tienen reconocida la especialización. «Estamos en la especialidad médico-quirúrgica, que engloba desde la planta de Gine, por ejemplo, hasta la UCI. Y nuestro trabajo no tiene nada que ver», añade.
(El reportaje completo, fotografías exclusivas y la información de las últimas 24 horas sobre el virus, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)