Durante lustros y en algunos casos incluso durante décadas, el cuidado y mantenimiento de las instalaciones deportivas municipales estuvo siempre en un segundo plano para las diferentes corporaciones. La estrategia política pasaba por las inauguraciones y el arreglo de desperfectos quedaba casi siempre relegado a un segundo plano. Así fue hasta que hace un par de legislaturas muchas de estas dotaciones empezaron a mostrar signos de agotamiento y si un día la alarma saltaba por una gotera en un polideportivo, al día siguiente la noticia eran una pista de tenis impracticable o unos vestuarios que se caían a pedazos. Hace cuatro años, el Servicio de Instalaciones Deportivas del Ayuntamiento de Burgos hizo un diagnóstico de situación y elaboró un listado con aquellas dotaciones que precisaban de una actuación urgente y lo cierto es que, pese a que aquellas intervenciones se consideraban prioritarias, aún se cuentan más de una decena de ellas pendientes de ejecución.
En muchos casos se tratan de pequeñas actuaciones que no exigen recursos multimillonarios, pero en otros sí cabe hablar de inversiones importantes como la que estaba planificada para la reconstrucción del polideportivo de San Pedro y San Felices y de un campo de fútbol 7 en las inmediaciones. Llegó a contratarse el proyecto, llegó a haber dinero en el Presupuesto para ejecutar la obra, pero la elaboración del proyecto fue un fracaso y se tuvo que parar. Hoy se está en el mismo punto de partida que al inicio de la pasada legislatura. Hay que empezar de cero, ya que está todo por hacer.
Es cierto que Deportes ha conseguido quitarse de encima el bochornoso caso de las filtraciones que durante más de una década hubo en la piscina familiar del Plantío y que hacía que cada día, según las estimaciones del servicio, se perdieran un millón de litros de agua. Si bien ese problema ya se ha solventado, en el mismo complejo permanece la pésima imagen de los vestuarios y del edificio de la cafetería. El arreglo del primero de ellos parece que está en vías de solución, pero del segundo inmueble, que también alberga los aseos y el botiquín, nada se sabe por el momento.
No hay que irse muy lejos, ya que el polideportivo del Plantío lleva esperando desde hace muchos años del arreglo de la cubierta y de alguna actuación para tratar de mejorar la iluminación natural de la dotación. Ya hace cuatro años aparecía en el listado de obras urgentes, pero nada se ha avanzado. Eso, por no hablar de que hace unos meses concluyó el estudio de las grietas que se aprecian en el inmueble y que obligarán a reforzar la estructura o de la renovación de los vidrios en la envolvente de la instalación.
También en la misma lista negra figuraba el arreglo de las puertas de acceso a las pistas de tenis del mismo complejo, que siguen esperando su turno.
En la otra punta de la ciudad, en el complejo deportivo de San Amaro, se acumulan las tareas pendientes. Urge el arreglo de las pistas de squash, del pavimento del polideportivo, el cambio de las canastas o el arreglo de los revestimientos de la piscina exterior. No todo son sombras, ya que aquí el pasado mandato sí se renovaron las pistas de tenis y la de atletismo. De la misma manera que en El Plantío se acondicionó la vivienda del conserje, el gimnasio o el pavimento.
La ya histórica demanda de que se arreglen los vestuarios del campo de rugby sigue pendiente. De la misma manera que es necesario actuar en los de los campos de fútbol de Pallafría, cuyo aspecto sigue siendo indecente. A favor, que ya hay dos nuevos campos de césped artificial y los trabajos del tercero se iniciarán de manera inminente.
Sigue pendiente aún el arreglo del pavimento del polideportivo José Luis Talamillo o el vallado de la parcela del José Manuel Sedano.
Lo que sí se han podido mejorar son los aseos de las gradas del campo de rugby Bienvenido Nieto, los vestuarios para el personal en el polideportivo de Pisones, la ampliación del gimnasio de Capiscol y el arreglo de los lucernarios y de las puertas de acceso a estas piscinas.
En ocasiones, el Ayuntamiento ha sacado a concurso estos trabajos y en otros momentos ha podido recurrir al personal municipal (para pequeñas labores).
Lo que resulta del todo determinante son los recursos económicos que se trasladan desde la Casa Consistorial a Deportes para poder atajar las patologías. Casi siempre insuficientes. Y al servicio tampoco le vendría mal un arquitecto en plantilla de manera estable, ya que son muchas las instalaciones a vigilar.