En la última rueda de prensa de 2022 -en la que presentó la campaña especial de vigilancia de las carreteras en las vacaciones navideñas- el jefe provincial de Tráfico no se anduvo con paños calientes y no trató de quitar hierro al pésimo año que se cierra en cuanto a mortalidad en accidentes de circulación. Tanto Raúl Galán como el subdelegado del Gobierno, Pedro de la Fuente, hablaron de ejercicio «cruento y complicado». Y no es para menos, porque 2022 concluyó con 22 fallecidos en 19 siniestros viales. Es la peor cifra del último lustro, que por poco no duplica el número de muertos registrado en 2021, que fue de 12.
Hasta tal punto ha cundido la preocupación por el aumento de la mortalidad en Burgos y en Castilla y León, que la Jefatura Provincial de Tráfico ha iniciado un periodo de análisis exhaustivo para establecer cuáles son las causas que se hallan detrás de este inquietante repunte de la siniestralidad. Las distracciones explican buena parte de los 19 accidentes mortales, pero no es el único motivo, ya que el alcohol, las drogas o no llevar el cinturón han sido otros de los factores.
La carretera de la provincia más letal fue la de Logroño. En la N-120 han perecido este año cuatro personas -de las contabilizadas por la DGT-, a las que hay que sumar una quinta, en la travesía de Belorado, que no entra en la estadística de Tráfico.
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