No es un problema exclusivo de zonas apartadas del municipio o de urbanizaciones alejadas e inacabadas por el frenazo de la crisis del ladrillo. Los ayuntamientos se enfrentan cada año al robo y al vandalismo de las tapas de registros y de alcantarillas, una molestia para las arcas públicas y un peligro para los viandantes que exige actuaciones rápidas para evitar accidentes.
La Policía Local y el Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento de Burgos son los primeros en intervenir cuando llega algún requerimiento ciudadano o se topan con uno de estos traicioneros agujeros en zonas de paso. El primer objetivo es neutralizar el riesgo inmediato, pero después los ritmos de la administración dejan en suspenso la actuación definitiva durante demasiado tiempo.
Son operaciones «rápidas y sencillas» que necesitan ese último empujón para zanjar el problema. El jefe del Parque burgalés, Miguel Ángel Extremo, lamenta esta situación y pide que la respuesta sea igual de efectiva por parte de todos los departamentos implicados. «En este momento tenemos vallas puestas por la ciudad tapando este tipo de pozos», lamenta.
Aunque son casos que no se producen por oleadas sí son situaciones habituales en el día a día de la ciudad y por ello los diferentes protocolos de actuación deberían estar automatizados. «No son muchos casos, pero suceden», matiza Extremo, para recordar que los Bomberos ya han recibido avisos por este tipo de cuestiones en este comienzo de año.
«Cada cierto tiempo nos avisa la Policía Local o algún ciudadano y, según el caso, vallamos el perímetro o ponemos tapas de madera. También solemos pedir a Almacenes Municipales que nos dejen alguna chapa y después se lo pasamos al departamento de Vías Públicas», explica.
En este momento, en la calle de Merindad de Sotoscueva hay tres tapas levantadas en apenas 50 metros. Es una parte poco transitada al final de este tramo del polígono de Villalonquéjar e, incluso, los matojos de hierba de las parcelas colindantes amenazan con colonizar la acera. Sin embargo, cada agujero existente en la vía «genera un riesgo importante» y cualquier persona puede sufrir un accidente porque el camino conduce a una isla de contenedores. «Andas despistado o por la noche y te puedes caer. Por eso en cuanto vemos uno de estos pozos lo sellamos o lo señalizamos», insiste el jefe del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento de Burgos.
De hecho, los Bomberos cedieron en su día nueve vallas para perimetrar estos peligros encadenados en el margen de la calzada. Se instalaron de forma provisional el 5 de enero y a las puertas del mes de marzo siguen a la espera del sellado de las tapas sustraídas.
Aunque en su momento hubo sondeos y agujeros que quedaron al descubierto en zonas en construcción o por error, «muchos casos se producen por robos de arquetas». «Una de dos. O se reponen las tapas de las alcantarillas o haces un cercado de manera provisional que evite accidentes hasta que se arregle definitivamente», resume. Sin embargo, «las semanas pasan» y las esperadas soluciones tardan en llegar.
Otros ejemplos. Extremo matiza que este tipo de protecciones de urgencia no tienen esta finalidad concreta y su función es tan valiosa como temporal. Por ello reclama una mayor agilidad en las actuaciones pendientes. «Son vallas de plástico que se utilizan para emergencias y no son para estos casos. Por eso hay que tomar decisiones rápidas», subraya.
En muchas ocasiones la actuación provisional de los Bomberos también sufre el vandalismo y el material cedido acaba retirado del lugar designado para proteger a los viandantes. «Cambian las vallas de sitio o, como son de plástico, las cogen y las tiran por ahí», lamenta Extremo.
Uno de estos últimos casos se vivió la pasada semana en la protección improvisada en la barandilla del río Arlanzón cerca del puente Besson. Donde había dos elementos para cerrar los huecos abiertos, el lunes solo quedaba uno en pie. «No puede ser que pasen siempre estas cosas», insisten en Bomberos, sobre todo porque esta actuación se realizó en el mes de enero y aún no se ha puesto solución. En la mañana del pasado martes se volvieron a instalar las vallas para evitar un peligro mayor con la esperanza de que esta vez el civismo se imponga.
Otro caso similar lo protagoniza la escultura situada en plaza de España y realizada en homenaje a Juan de Garay por los 400 años de la fundación de Buenos Aires. Los Bomberos intervinieron en esta e obra el 3 de diciembre y tampoco ha habido movimientos desde entonces, para lamento de los técnicos que urgen a la administración local a acelerar este tipo de actuaciones de prevención.