El 16 de marzo de 2023, cuando la pasada legislatura daba sus últimos coletazos y se urdía ya, aunque de manera discreta, el nuevo 'tasazo', el Consejo de Administración de Aguas de Burgos aprobaba el nuevo convenio de la Sociedad que sustituía, ahí es nada, al que perduraba desde hacía 22 años. Detalles muy significativos de aquel acuerdo quedaron difuminados al no profundizarse demasiado en la letra pequeña, pero el Presupuesto que se ha aprobado para este 2024 arroja información que permite saber que los cambios en las categorías profesionales (se simplificaron de 52 a 11), venían acompañados de una regularización de los trabajos de superior categoría y de un complemento de adaptación del antiguo al nuevo convenio que servía para, en mayor o menor medidas, satisfacer a todos.
Si a ello se suma un incremento de los salarios en la misma proporción que a los empleados públicos y alguna mejora más, no es de extrañar que la subida media de las retribuciones reconocidas ya en las cuentas de la empresa municipal se sitúe en el 20%. Eso sí, esa cifra, cabe recordar, es una media ya que la realidad es que a cada trabajador los cambios le han afectado de una manera y los que más ganaban, excepciones aparte, son también los que mejor salen parados en términos absolutos.
Sirva como ejemplo gráfico el de varios peones especialistas que han elevado su retribución bruta de 22.833 euros al año a 25.440. En el lado opuesto, en el del mejor pagado, el gerente de la Sociedad ha pasado de cobrar 80.924 euros a 88.406. Todo ello, sin contar la antigüedad (Aguas no aporta ese dato desglosado en sus cuentas). Solo por este último concepto, el máximo responsable del organigrama técnico ya tiene garantizado en sus primeros diez años en la empresa un incremento salarial del 20%. A lo que habrá que añadir las mismas subidas que reciban en ese tiempo los empleados públicos. En muy poco tiempo adelantará a los funcionarios mejor retribuidos del Ayuntamiento.
El asunto de fondo tiene su complejidad y no es sencillo de comprender. Es cierto que la mayoría de la plantilla ya venía percibiendo desde tiempo atrás lo que se conoce como un «incentivo por trabajos de superior categoría». E igual de cierto es que el PP denunció el pasado mandato que ese sistema discrecional para encargar tareas de superior categoría escondía, en la práctica, «ascensos encubiertos» y de alguna manera una compra de voluntades, ya que estas recompensas no llegaban por procesos abiertos de promoción interna ni a todos los trabajadores de la misma manera.
Lo que parece que deja ver el Presupuesto de este año es que, tras el nuevo convenio, esos cambios de categoría están ya regularizados. Antes, por citar otro ejemplo, la retribución total que se asignaba a un subjefe de grupo era de 33.537 euros y ahora figura con 43.754.
Dado que hay trabajadores que en 2023 estaban en la empresa municipal pero en 2024 no (y al revés), lo que permiten los datos del presupuesto de Aguas del ejercicio pasado y del presente es comparar las retribuciones que se fijaban para los 73 empleados que sí han estado en la sociedad en estos dos ejercicios. Mientras el año pasado se presupuestaban 1,9 millones de euros para pagarles a todos ellos, en este 2024 se reservan casi 2,3 millones para las mismas personas (sin contar la para nada despreciable aportación de la antigüedad que no se aporta en detalle).
Estos trabajos de superior categoría son los que hacen que muy pocos trabajadores cobren lo mismo. Así, un peón puede tener una retribución bruta anual de 25.400 euros, otro de 28.000, otro de 32.500... O un maquinista mecánico puede haber pasado de 27.229 a 30.672 y otro, por ejemplo, de 27.229 a 46.630 euros. Hay varios casos en los que las mejoras retributivas por estos saltos rondan el 90%. No todos contribuyen de la misma manera a la media. No se pueden quejar tampoco los dos jefes de departamento, que pasan de cobrar 70.687 a 77.256. Y subiendo.
Las nuevas incorporaciones son otro capítulo aparte.