La UBU blinda las tesis doctorales contra el plagio y la IA

B.G.R. / Burgos
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El nuevo reglamento de estos estudios incluye la elaboración de informes de todos los trabajos por parte de expertos externos e impide que los miembros de los tribunales tengan relación familiar o científica

La normativa tiene que ser aprobada por el Consejo de Gobierno y entrará en vigor tras publicarse en el Bocyl. - Foto: Alberto Rodrigo

Trece años han pasado desde que la Universidad de Burgos aprobó su primer reglamento de los estudios de doctorado. Durante este tiempo, los cambios académicos y sociales han sido sustanciales, acompañados a su vez de un avance tecnológico que no cesa. Por ello, la institución académica acaba de renovar esa normativa con modificaciones de calado con el fin de poner coto a la mala praxis tanto en la elaboración de las tesis como en la composición de los tribunales que  las evalúan o en la dirección de las mismas por parte del profesorado.

Lo más llamativo del documento, que tiene que ser aprobado por el Consejo de Gobierno, está relacionado con el plagio y el uso inadecuado de la inteligencia artificial (IA). A partir de ahora, los alumnos de los estudios de tercer ciclo deberán indicar al final de sus proyectos si han empleado algún tipo de herramienta de este campo, ya sea para mejorar el lenguaje o para crear una imagen, mediante una  declaración responsable que acredite la autenticidad de lo que presentan. Esta medida, además, va acompañada de una segunda vinculada a un informe informático de coincidencias, que corre por cuenta de los tutores o directores de la investigación, para evidenciar que no se han copiado obras ajenas atribuidas como propias.

«Se trata de aprovechar los recursos que ofrece la inteligencia artificial pero sin perder el carácter novedoso que tiene que tener una tesis doctoral y garantizando que este tipo de tecnologías o herramientas se han aplicado con criterios éticos», explica la vicerrectora de Investigación, Verónica Calderón, quien valora de forma positiva el nuevo reglamento y la necesidad de su actualización en aras de la calidad de los trabajos a desarrollar.

Atendiendo a ese mismo objetivo, otra de las novedades pasa por la supervisión de los proyectos por parte de dos expertos externos a la UBU en la materia objeto de estudio que cuenten con experiencia investigadora acreditada. Hasta ahora, este requisito solo se exigía para los doctorados con mención internacional, un título que aporta valor añadido y para el que los alumnos tienen que haber participado en estancias en el extranjero o redactado y presentado parte del proyecto en una de las lenguas habituales para la comunicación científica en su campo de estudio.

Alegaciones. La composición de los tribunales que evalúan las tesis también cambia al incluirse un condicionante que no existía. Así no podrán formar parte de ellos personas que mantengan una relación familiar o contractual con el doctorando o con quien ejerce la dirección de la misma, al igual que también quedarán al margen aquellos profesionales que tuvieran una relación científica con el aspirante en los últimos seis años. La introducción de estos criterios en el reglamento responde a una de las alegaciones recibidas en el Vicerrectorado de Investigación durante su exposición pública.

La UBU también ha querido poner límites al número de tesis que pueden dirigirse de forma simultánea, situándolo en un máximo de cinco con independencia del programa de doctorado que se curse. En este punto, Calderón explica que con esta medida se busca «evitar mala praxis y que alguien pueda llegar a dirigir diez trabajos sin ningún tipo de control ni calidad». 

Los condicionantes, que entrarán en vigor cuando la normativa se publique en el Boletín Oficial de Castilla y León (Bocyl), se completan con la incorporación de medidas que facilitan la superación de estas enseñanzas al adaptarse a distintos supuestos que permiten causar baja de manera temporal. Así, se prevén situaciones motivadas por incapacidad temporal, nacimiento, adopción, acogimiento, riesgo durante el embarazo o la lactancia, violencia de género o «cualquier otra situación contemplada en la normativa vigente». De igual forma, se podrá solicitar la interrupción del programa de manera voluntaria por un periodo de dos años. Lo que no varía es la duración máxima de los estudios, fijada en  cuatro años a tiempo completo y siete si es parcial, pudiéndose autorizar uno más en ambos casos. 

«Se trata de ajustar el doctorado a los tiempos que corren y a circunstancias particulares de cada persona», precisa Calderón. Con la misma motivación pero dentro del ámbito estrictamente académico y con el fin de adaptarse al entorno europeo, el reglamento incluye la modalidad de tesis por compendio, que ya se venían presentando pero sin detallar sus características y condiciones. A partir de ahora, consistirá en el reagrupamiento en una memoria de trabajos de investigación publicados en medios científicos relevantes en el ámbito de conocimiento del doctorando.